Publicado el 12/04/2022

Salud mental y psicoanálisis (preludio 2)

Escuchando una entrevista al psiquiatra y director de investigación de Mindfulness estadounidense, Judson Brewer, autor del best seller Deshacer la ansiedad,  recordé la pregunta con la que comenzaba el Primer Preludio de la Jornada de los Colegios Clínicos de este año que se celebrará en Barcelona, preludio a cargo de Ana Martinez: ¿Qué puede aportar el psicoanalista para favorecer una asistencia en la red, más centrada en el sujeto y sus malestares?

Desde luego el autor citado, reconocido como eminencia con gran capacidad de divulgación,  reconoce la ansiedad y la depresión como un mal en aumento en nuestros días, con un efecto añadido  de contagio y confusión alentado por la muy diversa información contradictoria que procuran los medios y las redes sociales. Sostiene la importancia de la palabra, del hecho de poder hablar como punto de partida. Y describe los síntomas corporales concomitantes a lo que nombra ansiedad y ataque de pánico, decidiendo hacer el siguiente reparto: la ansiedad como miedo al futuro y la depresión como efecto de dar vueltas al pasado. A partir de ahí, lo que comenzaba sosteniendo el valor de la palabra, punto de partida también para un psicoanalista,  se decidirá luego que la historia no es sino un modo del yo de quedar preocupado y atrapado en el pensamiento, en un patrón de pensamiento que sería preciso modificar.

Todas las premisas planteadas se orientarían a plantear a continuación cómo hacer para superar esa ansiedad. Atiendan a las preguntas que se propondrían al sujeto derivadas de ese enfoque: ¿Qué saco yo, qué gano con toda esta preocupación? ¿Necesito la ansiedad para rendir? ¿Cómo saldrían las cosas si no me preocupara?. La solución sería entonces evitar la preocupación para no caer en más ansiedad. La sorpresa añadida viene sin duda de encontrarnos ahí también el término rendimiento, ¿acaso no se trataba de abordar el sufrimiento y el malestar? ¿Se trataría de curarse para rendir más?

Así proseguiría el racimo de remedios: si juzgarme me genera infelicidad, ser más bondadoso conmigo mismo mitigaría ese dolor. No juzgarme, no compararme…. Y sobre todo no pensar en el por qué.

Reconocemos que este es el abordaje que impera en nuestros días, dejando al sujeto separado de la verdad y de lo real que entraña el afecto de la angustia, verdad y real habitando tambien los síntomas. Sin duda la voluntad del yo es completamente ajena a todo esto, pues no es el yo y el pensamiento lo real que atrapa.

Ciertamente lo que enferma a un sujeto no es ajeno a esa mercantilización utilitarista que se propone como solución desde el capitalismo alentado por la ciencia. Es así como acuden también hoy muchos sujetos a tratar su malestar psíquico, pidiendo que se prosiga la consigna de no pensar, ante lo cual, lo que un psicoanalista puede ofertar, también desde un dispositivo público en la red, es restituir la particular subjetividad forcluida de cada consultante, animando al despliegue de la palabra y la asociación libre como vía de acceso a pensar en los por qué. 

Hace ahora un año Colette Soler intervino en el Colegio de Psicoanálisis de Madrid  con una conferencia titulada Nuestra Resistencia, indicando que la resistencia del psicoanálisis está a merced de los analistas, de modo que cada vez que se retrocede de este lado, el psicoanálisis se encuentra amenazado.

Es responsabilidad pues de cada analista promover tanto la oferta analítica como el acto analítico. ¿Cómo sostener la oferta analítica?: difundiendo el postulado implícito del inconsciente, vía la asociación libre,  siendo ésta la condición para que se genere la demanda analítica. Es ahí donde tiene responsabilidad cada psicoanalista con su acto. Esa es la apuesta.