Publicado el 21/03/2022

Salud mental y psicoanálisis (preludio 1)

Venimos de un período de excepción, la pandemia ha tenido consecuencias en nuestras vidas impensables hace tan solo dos años, en plena recuperación de la normalidad social la guerra en Ucrania nos ha sacudido de nuevo.

El confinamiento, el dolor, la muerte, la enfermedad y la precariedad económica han disparado las demandas en salud mental. Espero que muchos de los factores implicados puedan ser analizados en la jornada de forma mas específica.

Parece que hemos necesitado llegar a esta situación extrema para abordar nuestro sistema de salud. La asignatura pendiente que ha sido la salud mental durante años y que los políticos reconocían sólo entre bambalinas, ahora ocupa un espacio central en su agenda y programa .

La oferta de servicios ha aumentado y como no podía ser de otra manera, las demandas también, pero de nuevo el colapso y las listas de espera pues nuestro ranking de psiquiatras y psicólogos es muy inferior al de otros países de la CE. En consecuencia, ante la imposibilidad de responder a las nuevas demandas, ha surgido un circuito alternativo en dirección a las consultas privadas, un movimiento parecido a lo que ha ocurrido con las aseguradoras médicas.

La gestión en salud mental está muy condicionada por el rendimiento económico, el imperativo de dar resultados regula todos los servicios de forma que se pueden restringir el número de visitas permitidas, por ejemplo se puede exigir a priori cinco visitas para resolver el malestar por el que un ciudadano acude al psicólogo de primaria. Evidentemente este planteamiento tan rígido no responde a la realidad, como solemos decir no tratamos con melones pues todo lo relacionado con la psique exige una flexibilidad que permita adaptar un poco la respuesta dada a la particularidad del caso.

Entonces es lícito plantear la cuestión siguiente ¿la respuesta a nivel de salud mental pública se adecua a las necesidades de la población?. De entrada es imposible pues responder a todo falla por estructura, aún así hay que aproximarse un poco más a la realidad y no tanto a los resultados numéricos.

Otra cuestión es que en el modelo teórico dominante el tratamiento suele ser el Tratamiento Cognitivo-Conductual y este no sólo encuadra cada síntoma en una unidad sino que da una respuesta estándar, respuesta pensada apriori pues el profesional sabe qué hacer de antemano.

Como la ciencia también forcluye al sujeto. ¿Qué futuro para este modelo?. Dejo abierta esta cuestión.

Finalmente ¿Qué futuro para el psicoanálisis?, pregunta recurrente en nuestra comunidad. Parece que los tempos en la actualidad son rápidos, la inmediatez en la respuesta empieza a ser un problema, pero el psicoanálisis siempre será una alternativa para todos aquellos que buscan algo más que una técnica para gestionar su malestar. Es una oportunidad para el sujeto.