Publicado el 28/02/2024

Presentación libro Carmen Gallano

Presentar este libro de Carmen Gallano me llena de alegría, una alegría no exenta de un regusto amargo por no poderla tener aquí, entre nosotros. Aunque tengamos su recuerdo en todos y cada uno de los rincones de esta sede, en especial en esta sala de docencia que lleva su nombre, te echamos en falta, Carmen.

Hoy, con el motivo de la presentación de este libro quiero hacer un homenaje, en especial, a la Carmen docente. Y me dirijo a ti, al gozar, al menos, de tu presencia virtual.

Bien sabes que has sido la maestra de muchos de los que hoy estamos aquí. Así te reconozco. Te conocí recién llegada a Madrid mediante una amiga común perteneciente al mundo del arte a la que confié mis dificultades con los textos de Lacan. «Acaba de venir una psicoanalista recién llegada de París, alumna directa de Lacan» fueron las palabras con las que mi amiga me abrió ya un horizonte antes de conocerte. ¡Bendito encuentro! Sin Carmen Gallano nada hubiera sido igual en Madrid. Recuerdo sus primeros seminarios en Ámbito madrileño de psicoanálisis en la Plaza Santa Cruz; incluso antes, cuando íbamos a salto de mata por asociaciones de vecinos estudiando el caso freudiano de Dora.

Con ella pusimos muchos de los que aquí estamos las bases y los fundamentos de nuestro recorrido teórico por el psicoanálisis. Generosa con el saber cómo con tantos otros asuntos ha vivido apasionadamente su relación con el psicoanálisis estirando sus fronteras hasta tocar las del arte y la política, especialmente. Dispuesta siempre a estar presente allí donde se la solicitara, ha viajado por todo el mundo, ha estado en cualquier foro intelectual convirtiéndose así en una de las piezas fundamentales en la historia del psicoanálisis y de la cultura de nuestros días. Hemos sido muy afortunados al contar contigo.

Tenía que ser un libro sobre las Mujer(es) el primero de esta serie, un tema por el que Carmen ha estado travesada y con el que ha dialogado constantemente. Ha dialogado, investigado, confrontado, interpelado y contribuido en mucho a uno de los debates contemporáneos más dificultosos y problemáticos.

Aquí tenemos este estupendo libro, muestra de lo que os digo. Gracias a los editores. Gracias a su autora.

Al leer el libro no puedo por menos que recordarla en sus innumerables horas de docencia. Leo el libro, pero escucho tu voz. Siempre admiré de Carmen su facilidad a la hora de abordar cualquier tema. Traía sus notas, sus libros de referencias, hacía un esquema de la clase, pero enseguida cambiaba el rumbo para experimentar a dónde llegaba con lo que traía. Sus recorridos los imaginé siempre como un vuelo de recreo con una experta pilota, ahora acercándose al objetivo, ahora alejándose, todavía se detiene un rato observando algo y de pronto se eleva a las alturas y se pierde en la lejanía para luego aterrizar y sorprenderse un poco ella misma. ¿Se ha entendido?, solía decir, creo que para cerciorarse que había vuelto a tierra.

Nos trasmitió sus ganas, su deseo, su pasión. Enseguida comenzamos a grabar sus clases y a desgravarlas entre todos para poder estudiar sus palabras con papel y lápiz, siempre yendo a los textos de Freud, de Lacan y de tantos otros.

Le regocijaba sobremanera que el otro avanzara: prestaba libros, ayudaba en los trabajos a presentar, nos animaba y alentaba, nos recibía en su casa siempre con generosa comida. Gracias Carmen.

Para mi presentación del libro, elijo un poco caprichosamente, en principio, un artículo del libro; Locuras de mujeres y madres, para darme cuenta, según escribo esta pequeña nota, que esta atracción en principio azarosa tiene una lógica, la de formar parte de uno de los hilos fundamentales del recorrido analítico lacaniano. En él deberemos afrontar varios cortes que Carmen explora magistralmente en esta conferencia del 93. En el año 93 ¡hace 30 años! Se dice pronto.

(Varios cortes, decía) En primer lugar, el que se da entre mujer y madre, en segundo lugar, el existente entre histeria y feminidad y en tercer lugar el corte o la marca en lo simbólico, al encarnar lo femenino el vacío del inconsciente. 

Comienza Carmen en este artículo (que fue conferencia en su día) con rotundidad y claridad lo que se juega de importante en las relaciones madre e hijo: «una marca que entrará a formar parte en sus relaciones posteriores de amor deseo y goce».

Pasa enseguida a centrar el concepto locura con relación a las mujeres apoyándose en lo que dice Lacan al respecto en tanto una mujer no está copada del todo por lo simbólico, algo se escapa. Nos proporciona tres momentos en la enseñanza de Lacan con sus respectivas citas (siempre animando a leer a su auditorio, siempre empujando a consultar los textos originales y advirtiéndonos a no fiarnos del todo de los comentaristas, siempre alentando a la lectura y al estudio.

Con estas tres citas pone las bases de qué entendemos por locura en las mujeres:

No se trata de que las mujeres estén locas, sino que es el goce que experimentan el que se torna enigmático y loco, en tanto no entra del todo en el registro de lo fálico. Ahí se apoya en un dicho de la lengua para orientar a los que tienen menos recorrido en la teoría: «perder la cabeza», como suele decirse.

Carmen tenía en cuenta siempre a su público que, en ocasiones, era un publico amplio y no restringido a los psicoanalistas, pero eso no hacía que evitara la complicación y la complejidad de estas cuestiones. Lo dice de manera muy simpática al comienzo del articulo Histeria y feminidad respondiendo a una amiga que le dice que hable facilito sobre el tema.

Seguimos:

Tampoco la sinrazon está del lado de las mujeres sino del discurso que no puede decirlas del todo y Carmen se detiene a partir de una cita de Televisión en la locura de amor del lado de la histeria. ¡Qué magnífico recorrido! Y que de pistas deja tiradas para irlas luego a trabajar. Carmen orientaba bien el trabajo de los demás, se ocupaba de ello, nos empujaba a preparar pequeños trabajos desde muy pronto.

Termino entonces, hemos prometido ser breves para dejar tiempo a las intervenciones de la sala.

Finalizo entonces con el ultimo punto de este articulo con el que quiero terminar de abrir boca a los que no hayan leído el libro todavía: la locura de las madres, un buen ejemplo de la facilidad de Carmen para centrar los temas en su punto más dificultoso y romper con todo lo que se puede decir sobre las madres amorosas, las buenas madres etc. «Ser madre de un niño es siempre un cierre de la cuestión del goce de mujer, al menos transitoriamente». «Es también una preferencia, mejor ser madre que confrontarse a ese enigma del goce»

Ese es el punto de partida para desarrollar en cuatro apartados ese lugar que un niño puede tener para su madre para terminar concluyendo que sea el lugar en el que una madre haya colocado a su hijo, ese lugar acabará marcado por una brecha. Siempre orientada por la estructura entendida como real. La brecha es estructural y habrá que explorar como viene el niño para una madre a situarse en ese lugar. Gran lección clínica.

Concluye Carmen:

La cuestión es qué será o qué ha sido, lo que una mujer coloca en esa brecha.  Y ahí —diríamos— no basta con que esté la brecha, tampoco con que aparezca lo bueno de la falta, sino hasta que punto una mujer como mujer, se las arregla con su falta sin hacer de eso asunto de la relación con su hijo.

¿Se puede pedir mayor rotundidad para terminar una conferencia sobre mujeres y madres?

Gracias Carmen, gracias por todo tu trabajo en el que nunca te ahorraste pasar por la dificultad y la complejidad, gracias por tu gusto por la docencia y por forjar un estilo (que este libro refleja), un estilo, único e irrepetible.