Publicado el 15/01/2022

La dirección de la cura y los principios de su poder (I y II)

Introducción

Vamos a iniciar hoy el texto de la Dirección de la Cura y los principios de su poder, que es el propuesto para trabajar en los próximos dos trimestres.

Recordemos que en el tiempo que escribe este texto, Lacan está inmerso de forma activa en la renovación de la clínica de la posguerra, estimulando a sus discípulos y colegas a investigar y a presentar sus resultados tanto terapéuticos como teóricos, alentando el diálogo con los campos cercanos.

La Dirección de la Cura es un texto importante en la enseñanza de Lacan porque es en el que se plantea con vigor y rigor lo que implica el retorno a Freud. Retorno a Freud que supone la relectura de los textos de Freud, una vuelta sobre el fundador, a la vez que apunta a una observación clínica que se encontraba un tanto desviada del descubrimiento de Freud, por parte de las Escuelas de Psicoanálisis de esos años y en especial las consecuencias clínicas que eso acarrea. Texto clínico en el que se enuncian reglas fundamentales del psicoanálisis. Y el punto de consecuencia de lo que es la cura psicoanalítica.

Es un texto de 1958, año en el que Lacan produjo bastante: En ese año se publica «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis», que corresponde al seminario dado el curso anterior. Escribe «Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina», que presenta en un congreso en 1960, dos años después, que es cuando se publica, (eso marcó la separación con Françoise Doltó). Da una conferencia en Munich «La significación del falo» que se publica posteriormente. También publica «Juventud de Gide o la letra y el deseo», «Observación sobre el informe de Daniel Lagache», que se publica dos años después y es la respuesta que le da Lacan a Lagache de viva voce en el congreso en el que Lacan presenta la Dirección de la Cura y Lagache su Informe.

El texto está ordenado en 5 partes muy delimitadas y curiosamente presentadas las 4 primeras en forma de pregunta y la 5ª como una disyunción (Hay que).

  1. ¿Quién analiza hoy?
  2. ¿Cuál es el lugar de la Interpretación?
  3. ¿Cuál es la situación actual de la Transferencia?
  4. ¿Cómo actuar con el propio ser?
  5. Hay que tomar el deseo a la letra.

El 1 y el 2 son los dos puntos que trataremos hoy.

¿De qué trata la Dirección de la Cura? Trata de la acción analítica entendida como la acción del psicoanalista, de cómo debe actuar un analista de acuerdo con lo esencial del psicoanálisis. En cierta medida, es un texto en el que Lacan trata de pensar lo que hace en su práctica y eso supone reconocer que siempre queda una parte en oscuridad, es decir, el analista no puede saber todos los efectos que produce. Y seguramente ese punto de oscuridad hace de motor en los analistas para seguir pensando el psicoanálisis.

Las cuatro primeras partes son muy densas con referencias a la historia del psicoanálisis y en argumentación enunciando reglas fundamentales del psicoanálisis, es decir va alternando de cuál es la manera en que se desarrolla la acción analítica en los analistas de finales de los años 50 y lo que él considera que debe ser. Por eso pienso que es un texto para ir tomando punto a punto, párrafo a párrafo y tratando de apuntar lo que nos sugiere.

En unas notas que encontré de Miller sobre este texto lo divide en dos partes: Tiene 5 capítulos, pero una Introducción y dos partes. El capítulo 1 es la introducción del texto, pero también contiene el plan de todo el texto. Y después las dos partes son: caps II, III, y IV que conforman la primera parte del texto y el Cap V, él sólo corresponde a la segunda parte. Lacan lo explica en la Introducción, distingue 3 niveles o registros de la acción analítica: el registro de la Interpretación, el de la Transferencia y el registro del ser. Y veremos que en el punto 4 de la Introducción habla de la Interpretación, en el punto 5 de la Transferencia y en el punto 6 habla del ser. (todo esto en la Introducción)

Luego el Cap. II es sobre la Interpretación, el Cap III es sobre la transferencia y el Cap IV es sobre el ser. Por tanto, está estructurada así: 1º la Introducción, luego los caps II, III y IV, interpretación, transferencia, ser y la segunda parte que es su lección sobre el deseo, que retoma todo.

PARTE I: Cap. 1 Introducción y caps 2, 3, 4

PARTE II: Cap 5

Capítulo I. ¿Quién analiza hoy?

Este capítulo lo conforman 7 puntos.

Punto 1

Este punto sirve de introducción. En esta parte primera sitúa y detalla lo que es un analista para el movimiento psicoanalítico es ese tiempo de 1958. Y la respuesta viene ligada a la contratransferencia. Dice: «Tal es por lo menos el estremecimiento que nos recorre ante las expresiones de moda referentes a la contratransferencia»1. La contratransferencia (de la que Lacan dirá que no todo en ella es inútil y más bien elogiará años después en el Sem 10 a las mujeres analistas de la escuela inglesa que la introdujeron con el afán de romper la obsesionalización del dispositivo imperante en psicoanálisis), pero sobre la contratransferencia lo que sí va a criticar Lacan es que persigue reducir la experiencia a una dialéctica intersubjetiva, al postular la semejanza entre analista y analizante, posicionándolos en igualdad. El análisis planteado así, como un diálogo entre dos iguales lleva a un camino del psicoanálisis equivocado.

Colette Soler en Retorno a la función de la palabra señala que la contratransferencia «supone interrogar lo que responde del lado del analista al vector de la demanda analizante»2 y ahí señala que el «contra» indica que la respuesta del analista no consiente a la demanda analizante, lo que no es falso, pero el término contratransferencia establece una simetría, como he dicho, lo que da a pensar que el analista como el analizante operan por una demanda. La contratransferencia no muestra más que los momentos donde el deseo de analista deja de ser operante, cesa de sostener su función de causa, dicho de otra forma, tiene que achacarse a los desfallecimientos del analista.

Entonces, ¿qué es un analista? Lacan responde que el analista en ese momento se define en contra de la experiencia freudiana. Por tanto, se propone la vuelta a Freud para restaurar la orientación freudiana.

Sigue señalando que el análisis se ha reducido a tener que reeducar emocionalmente al paciente, «bajo el nombre del psicoanálisis muchos se dedican a una reeducación emocional del paciente»3.

Y califica de impostura la forma en que fue leída la frase de Freud: Wo es war, soll Ich werden, traducida por el Yo debe desalojar al Ello, que resume la manera de entender el Yo como cuestión central, en detrimento del inconsciente.

Termina ese primer punto del capítulo 1 con una intención para este artículo: «Pretendemos mostrar en qué la impotencia para sostener auténticamente una praxis se reduce al ejercicio de un poder»4. La palabra poder está en el propio título del texto y además de este punto, también más adelante lo vuelve a mencionar.

Señala que los analistas que no entienden la acción analítica en lo esencial se refugian en el ejercicio de un poder. Y eso lo sitúa afirmando como el poder se sitúa en correlación con la impotencia (para sostener la práctica). Lo que nos da una visión más precisa de los engaños hacia los que nos puede conducir el pensar que es el analista quien detenta el poder en la cura. Pues si bien es cierto que hay un poder en juego en el análisis, que es el analista el que lo soporta, que es el responsable en tanto ordena el tratamiento, el número de sesiones, también la duración de la sesión, sin embargo, la acción analítica no es un ejercicio de un poder, pues lo que está en juego en la acción de la praxis analítica no es el ejercicio de un poder sino la verdad. Lacan, por tanto, opone la Dirección de la Cura al ejercicio de un poder.

Punto 2

Inicia este punto dos afirmando que quien dirige la cura sin duda es el analista, pero que eso no supone que deba dirigir al paciente.

Pues la Dirección de la Cura es otra cosa, consiste en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica fundamental, sabiendo que el analista y el analizante, ambos, se encuentran sujetos a las leyes del lenguaje. Por tanto, en el dispositivo va a tratarse de un artificio, porque sabemos que el Ste/Sdo siempre trae consigo el equívoco.

A ello habrá que añadir los prejuicios con que llega el analizante al análisis, es decir, lo que sabe el analizante del psicoanálisis, la imaginarización y expectativas con que llega a la consulta.

La regla fundamental, la asociación libre, enuncia que sólo estarán en juego palabras, pero en la Dirección de la Cura se tratará de «hacer olvidar al paciente que se trata únicamente de palabras»5, es como decirle: asocie, no piense, hable en voz alta, aunque ya sabemos que eso no va a ser totalmente posible, pues tanto su síntoma como su fantasma, los aconteceres de su vida van a estar interponiéndose en sus dichos, es animarle al paciente a que diga todas las asociaciones o elaboraciones a ser dichas…

Y añade que, aunque se trate de hacer olvidar al analizante que se trata de palabras eso «no justifica que el analista a su vez lo olvide»6. Y sin duda el que el analista tome más en cuenta unos significantes que otros de los dichos del analizante marcarán el transcurrir de la cura y en como seguirán las asociaciones del analizante.

Punto 3

En el punto 3 afirma que no sólo el paciente es el que pone la cuota en una cura pues el analista también debe pagar:

1.Y evoca ahí el lugar de la interpretación «paga con sus palabras que en la transmutación que sufre en la operación analítica se convierta en Interpretación»7. El decir del analista va encaminado a producir una interpretación y en eso está el ser del analista. A lo que puede recurrir el analista es a algo de un deseo que llamamos deseo de analista, que surge al final de su propio análisis.

2.También paga con su persona. Lacan señala que, en el curso del análisis, el analista no sólo va a ser una superficie de proyección pues paga en lo imaginario con su persona, sino que compromete en él lo que llamaba entonces el núcleo del ser. Este núcleo de nuestro ser es la verdad del final, lo que comienza como artificio del dispositivo culmina como verdad del ser. (Entre lo real de la Transferencia y la ficción del dispositivo se trata de explicar su dialéctica). Lacan para abordar la dialéctica que determina la Dirección de la Cura y su orientación, diferencia entre política del análisis, su estrategia y su táctica.

Por supuesto critica la frase enunciada entre los postfreudianos de la época de que «el analista cura menos por lo que dice o hace que por lo que es»8. Y en ese punto se desliza que el analista paga también el precio de no poner en juego su propio narcisismo —pues eso supondría poner como modelo de identificación el yo del analista para el analizante— Señala pues los estragos que puede causar el narcisismo del analista en una cura.

Y el intento de Lacan en este texto es el cuestionar que se está haciendo y poder vislumbrar de que se trata y se hace en una cura.

Y evoca la Neurosis de Transferencia, ¿se trata de una neurosis nueva o la neurosis que traía el paciente, pero con un viraje habiendo incluido al Otro? Pues la condición de la entrada en análisis es que el síntoma que aqueja al paciente se subjetivice, que sea causa y enigma en la que el paciente algo tenga que ver, que sea un síntoma que incluya y se dirija al Otro, y se torne síntoma analítico.

Punto 4

Retoma la cuestión, que evocó al final del punto precedente, del ser en relación con la posición del analista. Dice: «Volveré a poner al analista en el banquillo, en la medida en que lo estoy yo mismo… El analista está menos seguro de su acción cuanto que en ella está más interesado en su ser»9. Señala, pues, una tensión entre acción y ser, algo que está en el núcleo de la ética del psicoanálisis.

La acción del analista implica una referencia al ser, lugar del ser del analista que tiene que mantenerse vacío…frente a otros que defienden que tiene que ser definido como bueno…etc.

El analista pues opera con su ser. La Interpretación se dirige al núcleo deshabitado del ser del analizante.

¿Qué es el ser del analista? No es algo de lo innato, se produce como consecuencia de una afectación, por parte de lo simbólico. Luego un ser es un efecto, un producto de una afectación de lo simbólico. Es un ser, es un resultado, es el efecto del análisis de ese analista. Por tanto, la cita de que el analista opera con su ser es igual que decir que opera con los efectos de su propio análisis.

El horizonte deshabitado del ser del analizante es lo que debe ser afectado por la interpretación, pasado por el Otro, una acción ejercida primero para el Otro del analizante para que el ser del analizante sea afectado. Es en el transcurso de un análisis que ese horizonte deshabitado del ser del analizante se habita o afecta en el transcurso de un análisis. Eso se hace actuando sobre el Otro, sobre lo simbólico.

En cuanto a la interpretación, el analista es libre en su táctica, porque depende de la frase que el paciente va a decir, de lo que va a ocurrir, de la contingencia de lo que pasa y en ese caso hay que tratar de aprovechar la oportunidad, y si se da la oportunidad interpretar, pero la táctica hay que dejarla al analista. Es libre sobre lo que tiene que decir. Señala E Laurent10 que es una formulación llamativa la de libertad en Lacan porque es un término que usó muy pocas veces, sin embargo, aquí claramente indica que el analista es libre en cuanto a decidir cuando y cuantas interpretaciones, es decir hay una libertad total y todo está en el psicoanálisis montado para conservar la libertad de la interpretación. El contrato con el analizante obliga al analista a la libertad de la interpretación, que obliga a la responsabilidad absoluta. Pero esta libertad en la táctica sólo puede ser tal en la medida en que está ligada a una estrategia.

Punto 5

El punto 5 señala que la estrategia está ligada a la transferencia. En contraste con la interpretación, la transferencia surge de algo impuesto al analista. Surge como una alienación del analista a algo distinto, el analista, cualquiera fuera su lugar, siempre tiene un desdoblamiento de su posición porque el analizante siempre se dirige a él como a otro. Y el analista tiene el poder de la transferencia, pero que lo desdobla y sin la esperanza de reducir esa distancia impuesta desde el inicio, el analizante lo coloca en función de las identificaciones fundamentales de su vida, el analista se define como el que tiene su ser al lado.

Luego vemos que en la transferencia el analista no es el amo. Por eso algunos de los mejores analistas, rompiendo con los ideales de dominio de la obsesión, señalaban hasta qué punto el analista no es el amo de la transferencia, y como poner cara de piedra implicaba transmitir una imagen de dominio o como poner cara de neutralidad benevolente no era más que una máscara de un amo del deseo. Pero en esa época era lo habitual que el comportamiento del analista debía manifestar su alejamiento de toda pasión…y Lacan parece que tenía otra manera de hacer, al igual que Freud, donde lo que aparece es el Freud como hombre de deseo…

Prosigue su crítica al psicoanálisis estudiado como una relación entre dos, en los que prima el domesticar un yo débil y empujar un yo fuerte. Se disculpa por mencionar tantas desviaciones, pero insiste que son para ir señalando boyas en nuestro camino.

La clínica del retorno a Freud es sobre todo una clínica de la transferencia presentada con una nueva agudeza. Clínica de la transferencia en el momento en que la escuela inglesa introduce como referencia obligada la contratransferencia como ya mencioné, que sobre todo muestra la ilusión de una relación intersubjetiva, de a dos, que es lo que sostiene el enfoque de la contratransferencia, clínica en la que el analista es responsable de su decir.

Hace mención al juego del bridge comparando la figura del muerto en este juego con la posición del analista en la cura, pero señala que no es la misma. (Con anterioridad en otros textos Lacan hace esa comparación, por tanto, en este texto se desdice en algo). Pues en este texto señala que la posición del analista en la cura, no se trata del no hacer, sino que al contrario elabora como novedad una teoría de la acción analítica, más allá de la descripción de la posición analítica como un no hacer, con la idea de que el analista, en su modo propio de no hacer, revela algo de la verdad de cada acción humana.

Sin embargo, lo que es seguro es que los sentimientos del analista sólo tienen un lugar posible en este juego, el del muerto, pues si se le reanima el juego se prosigue sin que se sepa quién lo conduce. Por eso el analista es menos libre en su estrategia que en su táctica.

Punto 6

Continuamos con el punto seis en el que afirma que el analista es aún menos libre en aquello que domina la estrategia y la táctica: su política, en la que debiera ubicarse por su falta en ser.

Lacan presenta en este punto una oposición bien clara entre quienes piensan que el analista cura con su ser y quienes piensan —Freud y Lacan— que hay que apuntar hacia la falla en ser que es la condición «por donde toda acción interviene en la realidad»11.

Entre los que plantea en oposición a Freud y Lacan y que critica abiertamente, los que piensan que el analista cura con su ser, señala a E. Krist, Hartman y Lowenstein, que son los representantes de la psicología del Yo a finales de los años 40-50 en USA. Y en 1957 publican una serie de artículos en los que amplificaban el yo en la teoría psicoanalítica, partiendo de la segunda tópica freudiana y el intento de correlacionar los puntos teóricos con la observación clínica. El ego autónomo que se le considera como tal por el hecho de que se supone que está al abrigo de los conflictos de la persona.

Sea como fuere dice Lacan que resuelven la cuestión del ser del analista con la afirmación de que el ser del analista es innato. (de aquí aquello de que el analista cura menos por lo que hace o dice sino por lo que es, el ser del analista no es pues el producto de su análisis, sino que vendría ya de antes).

Punto 7

Y en este punto siete plantea la salida del sujeto fuera de la transferencia. El término liquidación de la transferencia tiene sentido en la experiencia del lado del analista, no del lado del analizante, pues éste no liquida la transferencia, sino que sale de ella.

¿Qué es el ser del analista? Hemos dicho que es el que tiene el ser al lado. Y en ese apartado establece la siguiente oposición «Es pues gracias a lo que el sujeto atribuye de ser (de ser que sea en otra parte) al analista, como es posible que una interpretación regrese al lugar desde donde puede tener alcance sobre la distribución de las respuestas»12. Hay un entrecruzamiento entre la necesidad de que el ser sea en otra parte en la transferencia y la interpretación que regresa a su lugar, esto lo desplegará en el capítulo 2 sobre la interpretación. Si la interpretación debe ocupar su lugar es porque el analista está en otra parte, nunca estará en su lugar. A esto debe la cura analítica su eficacia, el analista puede ser eficaz porque hay un malentendido esencial que libera el poder de la interpretación. El dispositivo analítico consiste en que el analista solo adquiere su ser a partir del malentendido; identifica su lugar a estar siempre en otra parte, nunca es el destinatario adecuado y por eso mismo es el destinatario esencial al que queda reducido su lugar, gracias a lo cual, a contrapelo de la palabra normal, es el sujeto el que encontrará el lugar adecuado.

Capítulo 2. ¿Cuál es el lugar de la interpretación?

Dentro de la acción analítica está además de la transferencia y el ser, la interpretación, que es la que corresponde a este Capítulo 2.

La interpretación varía a lo largo de la enseñanza de Lacan, así en el Informe de Roma la interpretación puede ser una puntuación, en el Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, «la interpretación que no está abierta a todos los sentidos»13 (contra Laplanche que sostenía que sí), en Posición del Inconsciente articula la interpretación con el objeto a, también cuando la interpretación hace «intrusión de significante» de un significante en el inconsciente, interpretación fundada sobre el desciframiento. En el Seminario 19 O peor…(Reseña del seminario) «el nada de diálogo tiene su límite en la interpretación por la que se asegura por el número lo real»14. Ningún final sin la interpretación, apunta al «decir silencioso» de la interpretación que no es un silencio de indiferencia sino un silencio operatorio, no es superyoico, no es «aún un esfuerzo» sino que apunta a lo contrario, el límite al plus para decir tocando al goce síntoma. En el Atolondradicho15 habla de una interpretación que cae «al lado», que no calcula, que puede operar para tocar lo que no es producto del lugar del lenguaje sino acontecimiento, acontecimiento sin Otro.

La Dirección de la Cura contiene la teoría de un tiempo de la interpretación, de su lugar en la diacronía de la cura. En uno de los puntos examina en la sincronía una interpretación de Krist, particular, que veremos luego y critica el lugar de la interpretación en la ego psychology. Curiosamente empieza con un cuestionamiento del lugar de la interpretación para concluir apuntando al lugar del analista.

En relación con el título ¿cuál es el lugar? Sitúa el lugar del significante en el Otro, a diferencia del otro pequeño que es el semejante a quien se puede hablar, pero en el análisis no se trata de ese lugar de yo a yo, sino de otro lugar. Con el equívoco que permite el «lugar» la interpretación en el lugar del Otro, también puede pensarse que va a situar la interpretación en los analistas de la época.

Y señala «el lugar mínimo que ocupa la interpretación en ese momento de la situación psicoanalítica»16. Pues la interpretación no aparece por ninguna parte en los textos publicados en esos años. Y señala la dificultad para separar entre una buena parte de los analistas de finales de los años 50, separar la interpretación de cualquier otra intervención del analista, ya que toman en ocasiones cualquier intervención verbal: explicaciones, gratificaciones, respuestas a la demanda…etc como interpretaciones, llegando a plantear que se trata de confrontación, algo señalado por los postfreudianos del momento.

Lacan en ese mismo punto define la interpretación como un decir esclarecedor, «por solo ser un decir esclarecedor»17 lo que es distinto a definirlo como una palabra. Pues la palabra es oscurantista y se presta al malentendido.

Más adelante dirá que la interpretación no es una palabra, ella no es una palabra, ella no representa al sujeto que la emite, no demanda, es justo lo inverso de la analizante, que diga lo que diga, el analizante, es demanda, diga lo que diga el analista interpreta, su decir es oracular —apofántica, la que pasa por el decir silencioso—. Dicho de otra manera, no sabemos lo que dice, no propone, no es un sujeto y esa fue la conclusión años después de la Reseña del Seminario del Acto Analítico «el analista en su acto no es sujeto»18.

Punto 2

Y en este segundo punto se introduce por Lacan el sujeto producido por efecto significante, algo que Lacan toma de la carta 52 a Fliess (6/12/1896)19. En esa carta a Fliess la hipótesis de Freud es que entre percepción y conciencia hay que introducir el inconsciente como sistema de transcripciones y traducciones sucesivas, con unas pérdidas cada vez que se introduce un momento de relación del sujeto con el goce.

Va a introducir el término de significante, la función del significante: «Se siente que es la naturaleza de una transmutación en el sujeto lo que aquí se escabulle…la función del significante, que capte donde el sujeto se subordina a él hasta el punto de ser sobornado por él»20. Que el sujeto subordinado sea sobornado le permite mostrar que no se comprende cómo éste se modifica sino a partir del lugar del Otro que lo determina. Los analistas centrados en el encuentro intersubjetivo pensaban que en el análisis todo se jugaba en la línea a—a’ imaginaria, mientras que Lacan aquí propone una modificación que se opera en el lugar del Otro y determina al sujeto, una interpretación que se hace desde un determinado lugar, desde el lugar del Otro, desde lo simbólico.

Para Lacan el funcionamiento de la interpretación tiene en cuenta la relación del sujeto con el significante. «La interpretación para descifrar la diacronía de los significantes»21. La referencia precisa al texto de Freud que Lacan encontró, carta 52, parece que Lacan la comentó con Jackobson e introdujo los conceptos de sincronía y diacronía para precisar la interpretación.  Desplazamiento en sincronía y reordenaba la diacronía (el presente siempre reordena lo que fue la historia). El inconsciente estructurado como un lenguaje. Es decir que en la cura se trata de introducir una interpretación que permita al sujeto subjetivizar esos significantes reprimidos y que aseguran la diacronía de las repeticiones inconscientes. Con esa subjetivación permitir no una fijación sino un desplazamiento del sujeto, agrega: «Hay que buscar algo que haga posible la traducción, precisamente lo que permite la función del Otro en el código»22. Se refiere, como ya he dicho, a una interpretación que actúa a partir del significante.

Como ejemplo del extravío con la interpretación que se encuentra por todas partes trae el artículo de Edward Glover «El efecto terapéutico de la interpretación inexacta»23, art. de los años 30 en el que Glover explora el límite de la interpretación, pero que permanece de actualidad en el 58, y a partir del cuál la interpretación estaba en todas partes, hasta en la receta médica, llegando a decir que en el análisis todo es interpretación incluso el síntoma es una interpretación inexacta del paciente. La interpretación no es exacta o completa hasta que no ha hecho referencia a la culpa o a la agresividad siempre supuestas.

Lacan parece centrar la problemática de las conceptualizaciones de la interpretación en la falta de una teoría que pueda precisar la relación del sujeto con el significante, teoría que pueda considerar los efectos de la interpretación como transmutación del sujeto.

¿Cuál es la importancia del significante? La localización de la verdad analítica. Mientras que Glover vemos que habla siempre de exactitud no de verdad. Seguramente por eso hace también una mención al tema del flogisto, que es un recurso de la física del siglo 18 que pensaba que todos los cuerpos tenían su materia y algo que se llamaba el flogisto y cuando estos cuerpos ardían ese flogisto se desprendía y fue Levoisier quién demostró que la combustión de los cuerpos se debe a esa combinación de los cuerpos con el oxígeno O2. Lacan toma eso para explicar el cero, cuyo símbolo es igual que el oxígeno. Es imaginario, el flogisto se sostiene en un saber que no se sostiene en el análisis.

Punto 3

Para que la interpretación pueda producir algo nuevo, es decir «Nuestra doctrina del significante es en primer lugar disciplina…»24. Permitir la sustitución de un significante por otro y experimentar la división.

«La significación no emana de la vida»25 ¿de qué emana? En la teoría de Lacan hay un momento en la vida del sujeto que a través de una operación de sustitución algo se introduce en el lugar del Otro que se llama el falo, que es un significante y él como significante no se encadena a los otros, es articulador, permite el encadenamiento de los significantes para el sujeto, permite el nacimiento del significado para el significante, permite que se estabilice el sujeto con el significante, permite que se establezca y sostenga la estructura del lugar del Otro, permite al sujeto niño orientarse en la cadena generacional: quien es el padre, el abuelo, el tío …(en lo imaginario se sostiene por ese flujo vital que falta en la clínica de la psicosis). La cadena de la vida tiene que pasar por el significante.

¿Cuál es la función de lo Simbólico? Lacan se sostiene en Freud, en el juego del fort-da, es en ese juego de la alternancia que se introduce la diferencia. Y ese orden simbólico preexiste al sujeto infantil y él tiene que hacerse su lugar en eso que le preexiste, que es el deseo del Otro… y el falo se inscribe en esa historia.

«Aparece allí al mismo tiempo el valor del objeto en cuanto insignificante»26, referido a la bobina del juego del nieto de Freud es la primera aproximación al objeto a, que está fuera del significante, pero no del significado.

Punto 4

Analiza en este punto los efectos de la interpretación del analista, es decir, la aceptación o no por parte del paciente. Y Lacan lo que critica es el modo según el cual el analista se orienta para saber si lo que ha dicho a su paciente es una interpretación o no, es decir, los partidarios de la interpretación positiva esperan que su paciente diga sí, acepte la interpretación (el insight a que llevaba la Escuela Inglesa).

Mientras, lo que sabemos es que Freud esperaba que le dijesen no, es decir que lo que hay que esperar es una denegación (admisión del lado de la negación. (verneinung).

¿Es necesario que haya aceptación, asentimiento del analizante para que haya verdadera interpretación? Si el analizante dice «yo ya lo sabía» —del orden del borramiento— o «no es eso», la interpretación tiene efecto de verdad. La denegación es un no que reenvía a un sí en tanto la relación de cada uno con el inconsciente es un no querer saber. El analista que no está seguro de su acto en relación a su propia afirmación espera el asentimiento de sus analizantes (en lugar de ver el efecto producido) y hay algo que se invierte en este problema. «No hay otra resistencia al análisis que el analista mismo»27.

Punto 5

En este punto sigue criticando las dificultades de algunos analistas en captar el valor de la interpretación, de sus consecuencias en la dirección de la cura, por reducir la concepción del análisis a la dimensión de a dos.

De alguna manera podemos pensar que lo que señala es que los analistas tienen miedo de su propio inconsciente, utilizan sin saber lo que permite cerrar el inconsciente. La interpretación tiene una función de apertura y por eso no se puede reforzar el yo en tanto eso es un obstáculo para la apertura del inconsciente, que para que se inicie un análisis se tiene que producir un efecto de división en el sujeto.

Nos habla de las pasiones del inconsciente, que se sitúa en lo imaginario y esas pasiones van a oponerse después con lo que se conoce en Lacan por deseo de analista. Pasiones del analista: temor de la ignorancia, de no gustar, de no decepcionar, necesidad de estar por encima.

Punto 6

En este punto va a introducir algo que va a proseguir a lo largo del texto que es tratar de precisar el lugar de la interpretación en relación a la transferencia.

Plantea la concepción de la ego psychology, que coloca la interpretación una vez instalada la transferencia y luego a partir de ahí la interpretación queda subordinada a la reducción de la transferencia. Para más tarde postergar la interpretación y lo único que se busca interpretar es la defensa, forzamiento o forcejeo imaginario que apunta a conectar al sujeto con la realidad.

El analista interpreta para reducir la resistencia, que hace equivaler la transferencia a una resistencia y no al fenómeno del amor ligado al saber —saber del Sss— y para que ese saber se subjetivice implica un tiempo de comprender… su ligazón a la cadena significante, a sus traumas, a su relación con lo real, y ese tiempo de comprender depende del éxito o fracaso de la metáfora paterna, lo que Lacan llamará más tarde lo real del padre. La Interpretación para los analistas del yo son los forcejeos.

Punto 7

En este punto siete empieza recordando como procedía Freud y va a traer los casos del Hombre de las Ratas y de Dora. Y nos dice Freud «empieza por introducir al paciente a una primera ubicación de su posición en lo real»28. Cuando alguien viene a ver a un analista, las entrevistas preliminares estás destinadas a que el sujeto pueda enunciar su demanda y en nombre de que demanda y eso permite medir el deseo que sostiene esa demanda. Toda demanda supone un deseo, pero para entrar en análisis es necesario lo que Lacan ha llamado más tarde un deseo decidido. Pero ese deseo decidido es el analista quien debe valorarlo. Es importante que el analista ayude a aquel que demanda un análisis a saber en nombre de qué demanda, a partir de qué real, es decir situar a partir de aquello que le dice y que concierne a su relación inconsciente con el Otro, es decir, a su historia, a su sexo, a su goce. La rectificación de la relación del sujeto con la realidad consiste en inscribir al paciente en el marco desde el cuál él formula su demanda. Por ej: que hay tal o cual historia secreta de familia que determinó su nacimiento, que no quiere ser como ese padre mala persona, y que es lo que él viene a buscar al análisis.

Continúa: «aunque ello hubiese de arrastrar una precipitación o sistematización de sus síntomas…»29. Así vemos como le señala desde muy pronto a Dora como ella ha estado favoreciendo las intrigas amorosas del padre, de las que se queja, algo que también opera en el caso del hombre de las ratas, también rectifica su posición respecto a sus amores imposibles. Y para ello En el caso del Hombre de las Ratas Freud no tarda nada en preguntarle por las circunstancias del matrimonio y relación de los padres, pero además dice Lacan, Freud se equivoca al señalar una prohibición que resultó una interpretación inexacta que no por eso menos verdadera (está en el texto de Lacan).

Es del campo de la interpretación, pero no es la interpretación ya que no se trata de la cura sino de que entre a ella, se trata de decir donde está el sujeto para que pueda avanzar luego en el saber de los significantes que son aquellos de la alienación en el inconsciente.

Pasado ese momento de la ubicación de lo real del sujeto dice Lacan, «ahí se detiene el camino a recorrer con el otro»30, ya no se trata más del otro, del semejante, es un momento de anudamiento de la transferencia y ya no se trata de las relaciones del yo con el mundo (momento de relación con el Otro).

Para distinguir lo que pasa entre la transferencia y la sugestión…esa es la razón de que le niegue la relación cara a cara, eso dice Lacan en ese momento impide la relación cara a cara puesto que se trata de la relación con el Otro y por tanto es necesario privar al paciente del soporte imaginario de la presencia del otro. Después, más adelante, Lacan hará análisis cara a cara. Eso no es una regla absoluta.

Y prosigue Lacan en su texto: «La interpretación de Freud es tan osada, que habiéndola vulgarizado ya no reconocemos su alcance de mántica»31, mántica como arte de la adivinación, de la creación.

También habla en este punto del Trieb y del deseo del analista. Rechaza que el trieb es un instinto, más bien está en relación del sujeto con la demanda y se sitúa en relación al deseo y al Otro.

«El trieb implica en sí un advenimiento de significantes.»32. ¿De dónde vienen los significantes? De las repeticiones de las demandas en la transferencia, es decir de las repeticiones de los significantes de la demanda o demandas del Otro, donde el sujeto se ha sentido atrapado en su historia (padre, madre, hermanos) la forma en que él ha respondido, gozado, las formas en que ha sido objeto del Otro y él se ha hecho pura demanda. Y la interpretación permite la subjetivación para el paciente de esos significantes de la demanda, que son los significantes en que él constituye sus identificaciones. Son las alienaciones significantes a las que el sujeto se identifica. El analista tiene que hacérselas reconocer al sujeto. Es decir, el separar el goce que como neurótico puede tener de la demanda. Más habrá elaborado los significantes de la demanda, más habrá situado de qué forma lo ha alienado menos demandará, a demandar en el marco de la transferencia.

Freud con una interpretación inexacta —Hombre de las Ratas— lo coloca en el cuadro de una deuda simbólica. Todos los análisis se inscriben en el marco de la deuda simbólica, solo que en el caso de la neurosis obsesiva la relación particular del sujeto con el significante amo que es la muerte, permite situar más rápidamente el sujeto con la función de lo simbólico y esa función de lo simbólico es el analista el que debe preservarlo para el sujeto, lo contrario de lo que Lacan denuncia en los analistas que preservan lo imaginario.

El padre del Hombre de las Ratas está muerto y esa función de padre es absoluto, el sujeto se identifica en forma superyoica, es un padre absoluto que no permite la articulación del deseo a la ley. Tiene que ver con el superyo.

Punto 8

Si en el punto 6 Lacan decía que los analistas de la época operaban:

  1. Establecer la T para obtener la confianza del paciente,
  2. Interpretar
  3. Liquidar la T para arribar a la realidad.

Lacan lo que propone es un cambio importante: Rectificación de la relación del sujeto con lo real hasta modificación de la transferencia y después la interpretación.

Ese cambio de perspectiva viene como hemos dicho tomado de la práctica de Freud (Dora y Hombre de las ratas).

Freud en lugar de esperar con comodidad el establecimiento de la transferencia, Freud hacía Interpretaciones, apuntaba incluso cosas que no estaban en el material. Freud interpretaba en las primeras entrevistas.

Para Freud el orden era:

  1. interpretación que establece
  2. la transferencia que abre el sujeto a su
  3. destino, no a la realidad. (revelación del destino no adaptación a la realidad).

Punto 9

En este último punto comenta el caso de E. Krist que conocemos como el hombre de los sesos frescos33.

Es un caso conocido, el paciente había hecho previamente un recorrido de análisis con Mielitta Schmittber. A su vez esta psicoanalista publica un artículo que se llama «Inhibición intelectual y trastornos del apetito»34, ligado al mismo caso clínico.

El paciente presentaba una inhibición intelectual en relación a un temor a plagiar los trabajos publicados por otros. Y Krist tras comprobar en la realidad del texto extraído por él de una biblioteca, si plagiaba o no, trató de convencerle desde la realidad de que ahí está la verdad y que no hay razón para el temido plagio.

En su texto Krist refiere un poco antes que él le había interpretado su identificación con el padre, hombre que no obtuvo reconocimiento ni dejó huella en su campo de investigación, también relata un sueño sobre una batalla en la que los libros son armas y el paciente come libros como manera de ganar la batalla, come ideas. Y cuando Krist esperaba respuesta a su Interpretación sobre el plagio, sin venir a cuento, relata ante la sorpresa de Krist, la costumbre de ir a comer sesos frescos al salir de la consulta.

Lacan sitúa esto como un acting out del paciente desencadenado por el forzamiento en la transferencia al presentarse el analista como referencia, salir de la transferencia. Podemos decir, siguiendo a Lacan en el texto, que Krist Interpreta la defensa frente a la pulsión, lo que significa su deseo de ser un plagiario para no serlo, para no ser un plagiario, apunta pues a la pulsión a plagiar.

Lacan deduce que el acting out es una defensa del sujeto por mantener abierta su pregunta. Lacan situará el síntoma plagiario no como una defensa frente a la idea de robar. Pues prosigue Lacan lo que importa es que el paciente «roba nada», el objeto que el paciente roba es una nada, y lo diagnostica de anorexia mental, lo que «se trata es de que pueda tener una idea propia de lo que no tiene la menor idea»35.

Con ironía se dirige a Krist «Habla usted de Mielitta Schmideberg como si hubiese confundido la delincuencia con el Ello. No estoy tan seguro y si he de referirme al artículo donde cita ese caso, la formulación de su título me sugiere una metáfora»36. En el artículo de Mielitta se relaciona el desarrollo intelectual con los trastornos del apetito. Concluye: Para la producción intelectual, lo más ventajoso es la identificación con la madre buena que brinda alimento y saber —como buena psicoanalista kleiniana, hija de M Klein.

Pero además ¿por qué le podría sugerir una metáfora el título? —lo he localizado en un comentario que he encontrado al artículo de Mielitta— El título original es «Intellektuelle Hemmung und Ess-störung» y la traducción al castellano hace que se pierda el juego que la lengua alemana permite entre Es (Ello) y Ess (comer), juego homofónico en el que fácilmente nos podemos confundir: se trata de trastornos del apetito (comer) y no del Ello.

Notas

1 LACAN, J. La Dirección de la Cura y los principios de su poder. Escritos I. Pg 217. Ed. Siglo XXI, Méjico 1976.

2 SOLER, C. Retorno a la función de la palabra. Curso Colegios Clínico de París 2018-2019. Ed. Pliegues F-8.

3 LACAN, J. La Dirección de la Cura. Op Cit. Pg 217.

4 Op cit. Pg 218.

5 Op. Cit. Pg 218.

6 Op. Cit. Pg 218.

7 Op. cit. Pg 219.

8 Op. cit. Pg. 219.

9 Op. cit. Pg. 219.

10 LAURENT, E. Concepciones de la Cura en psicoanálisis. Ed. Manantial. Buenos Aires, 1984.

11 LACAN, J. La Dirección de la Cura. Op. Cit. Pg 222.

12 Op. cit. Pg. 223.

13 LACAN, J. Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Pg 252. Ed. Paidós, Barcelona 1987.

14 LACAN, j. Seminario 19. …o peor. Reseña del Seminario, pg 240. Ed. Paidós. Buenos Aires, 2012.

15 LACAN, J. El atolondradicho. Otros Escritos. Ed. Paidós. Buenos Aires, 2014.

16 LACAN, J. La Dirección de la cura. Op. Cit. Pg. 224.

17 Op. cit. Pg. 224.

18 LACAN, J. Seminario El Acto Analítico 1967-1968, Reseña. Pg 396. Otros Escritos. Ed. Paidós, Buenos Aires 2014.

19 FREUD, S. Los orígenes del psicoanálisis. Obras completas, Tomo IX. Pg. 3551. Ed. Biblioteca Nueva.

20 LACAN, J. La Dirección de la Cura. Op. Cit. Pg. 225.

21 Op. cit. Pg. 225.

22 Op. cit. Pg. 225.

23 GLOVER, E. El efecto terapéutico de la interpretación inexacta. Publicación interna de la As. Ps.

24 LACAN, J. La Dirección de la Cura. Op. Cit. Pg. 226.

25 Op. Cit. Pg. 226.

26 Op. cit. Pg. 226.

27 Op. cit. Pg. 227.

28 Op. Cit. Pg. 228.

29 Op. cit. Pg. 228.

30 Op. cit. Pg. 228.

31 Op. cit. Pg. 229.

32 Op. cit. Pg. 229.

33 KRIS, E. La psicología del yo y la interpretación en la terapia psicoanalítica. Publicación interna de la As. Ps.

34 SCHMITTBER, M. Inhibición intelectual y trastornos del apetito. Publicación interna de la As. Ps.

35 LACAN, J. La Dirección de la Cura. Op. cit. Pg. 232.

36 Op. Cit. Pg. 232.