Publicado el 27/02/2023

La constitución de un cuerpo: ¿anatomía o elección?

Voy a hacer una pequeña introducción que me servirá para situar algunas cuestiones. En el siglo XXI estamos asistiendo a una serie de cambios importantísimos a muchos niveles: en cuanto a las relaciones entre los sexos, en cuanto a los valores o ideologías y, sobre todo, en cuanto a cambios en el modo de relación entre los sujetos. Desde la llamada tribu del pulgar, de hace unos años, se ha pasado a los nativos digitales, se habla de transhumanismo, al metaverso, al mercado digital del arte… Tecnologías que permiten dar rienda suelta a muchos aspectos imaginarios que, a veces, parecen tomar cuerpo y que no sabemos cómo evolucionarán.

El capitalismo junto con la ciencia y su desarrollo de los últimos años permite soñar con cambios que hace un tiempo no era posible. Su lema es todo es posible, se puede gozar de todo, y todos iguales. Como dice Colette Soler, todos proletarios del capitalismo que nos quiere conducir a que los sujetos quieran gozar del mismo modo y que propone una ruptura de los lazos que hasta ahora tenían cierto fundamento en los discursos. Al capitalismo no le interesa ni los lazos amorosos, ni los sexuales, ni el deseo, sino solo el imperativo de goce: cada uno con su objeto y la falsa promesa, tú puedes ser lo que desees, o sea que cada uno parece pudiera autodeterminar qué quiere, como lo quiere, cuando lo quiere, sin pasar por el Otro. Por esto aumentan mucho las soledades, el sentimiento de soledad y la queja por ello. No se propone nada en cuanto a los lazos y deja, por tanto, proliferar las formas más diversas, soledad de los unos solos, podemos decir. Esto además puede tener otras consecuencias.

En medio de todo esto surge el movimiento Trans hace unos años aquí en España, en otros países ya tiene cierto recorrido. No puedo dejar de recordar unas palabras de Paul B. Preciado donde señala que el cuerpo es política. Política y mercancía podemos añadir, dentro del capitalismo. Mercancía, entre otros aspectos, porque también se ofrece la posibilidad o la ilusión más bien, de que cada uno tenga el cuerpo que quiera tener, ahí

tenemos las operaciones de cirugía estética que cada vez son más reclamadas por los jóvenes. Operaciones de cirugía estética que tienen mucho que ver con las operaciones de cambio de sexo, ya que éstas parten del avance en la cirugía reparadora desarrollada a partir de las heridas que muchos sufrieron después de la II Guerra Mundial.

O sea, la posibilidad de elección y autodeterminación del sexo y en general, es algo novedoso en este siglo XXI. La identidad es lo que está en juego en los tiempos actuales, pero no ligada a una búsqueda de placer sexual, el aspecto sexual no suele entrar en este tipo de elecciones, así como tampoco el objeto amoroso está en cuestión. Mas bien se trata de dar una respuesta a la pregunta ¿quién soy o qué soy? Pregunta muy temprana y a la que se responde de un modo particular, pasando siempre por las identificaciones, de modo inconsciente, sin saberlo, a través del lenguaje, quedando esa respuesta a la espera desde la infancia, hasta que se pone a prueba en la adolescencia o cuando se produce el encuentro sexual.

En el fenómeno trans es la identidad fundamentalmente la que está en juego, no la elección de objeto amoroso, la mayoría de las veces ni siquiera el goce. Ahora la identidad puede estar separada de la elección de objeto.

Que somos seres de lenguaje y hechos por el lenguaje está fuera de toda duda. El cuerpo es una construcción que viene del lenguaje, no se nace con un cuerpo, es algo construido, un proceso secundario. Siempre hay una disyunción del organismo, por un lado, la imagen del cuerpo y el cuerpo, que además, es tomado por el significante. El verdadero cuerpo es el lenguaje. El lenguaje es cuerpo y cuerpo que da acceso al lenguaje. Podemos decirlo de otro modo, el cuerpo es una realidad, algo que se construye de modo secundario, la realidad no es un dato primario. Esto tiene muchas matizaciones ya que también se nos plantea el cuerpo como más allá de la realidad, lo real del cuerpo, pero esto sería ir más allá de lo abarcable por este trabajo.

Tan solo voy a mencionar cómo el lenguaje está implicado en esa constitución del cuerpo. El organismo viviente ha de ser atravesado por la palabra que viene del Otro, la madre podemos decir, que responde al llamado del bebé. Este necesita cuidados y debe ser acogido por otro primordial que responda a sus primeros llamados. A partir de ahí se establecerá una dialéctica inicial, ya que la madre, generalmente, con su lengua privada le irá hablando e imprimiendo en su cuerpo, a través de los cuidados, unas marcas originarias que serán establecidas para siempre. En este punto no hay elección, algo proviene del Otro, estas marcas aclaro, además no tienen que ver con la genitalidad sino con las zonas de los cuidados y con las palabras que los acompañen. Esto es importante, porque entonces quiere decir que con el cuerpo se goza, pero a través de esas zonas que quedan como zonas erógenas y que constituyen goces parciales.

El cuerpo se presta a recibir una marca significante, es un lugar de inscripción, de inscripción de una marca de goce que acompaña al significante y que lo transforma en un cuerpo erotizado, por tanto, es una experiencia de goce en cuanto que es sentido en el cuerpo. O sea, hablamos del sujeto, en el alineamiento con el lenguaje, con el significante, y hablamos del ser, pero de un ser-hablante que tiene un cuerpo marcado por un goce, goce que ya viene de antemano presidido por una pérdida del goce del organismo viviente. ¿Qué quiere decir esto?

Que hay un goce, pero restringido, limitado, el único accesible al ser humano, por el hecho de entrar en el lenguaje. Podemos decir que para humanizarse se genera una pérdida, una falla, pero justamente esto permite la vida y el lazo con los otros. Esta pérdida produce el deseo, la significación fálica que no hace al falo como órgano, si no que se refiere a un significante privilegiado dentro del lenguaje que marca el deseo de cada uno. Es un significante del deseo, que en esta sociedad se ha unido al tener, al poseer, he ahí un equívoco o malentendido importante que conviene tener en cuenta. Pero de momento y cito a Carmen Lafuente, no existe en nuestra civilización otro significante que signifique para todos el goce sexual en el inconsciente y que articule el límite, la imposibilidad del goce del viviente, añado, perdido al convertirnos en un cuerpo.

Entonces volviendo a la identidad y al ser, podemos decir que no hay forma de encontrar una respuesta que dé satisfacción ni respuesta completa a ambas cuestiones. Esto hace que surjan muchos malestares, ya que no es fácil la respuesta. Solamente a través de un recorrido de análisis un individuo puede llegar a cernir todo esto después de un trabajo y de un proceso, único para cada uno.

Voy a ir a mi pregunta inicial: ¿en la constitución de un cuerpo, está la anatomía o hay elección? Porque no solo se trata de vivir en un cuerpo que ya sabemos mortal, sino que hay que enfrentarse al enigma de la sexualidad.

Desde los comienzos del psicoanálisis Freud hablaba de la ambigüedad sexual de los sujetos y también de bisexualidad, bisexualidad que permanece activa para cada uno según una distribución/repartición que puede estar a merced de los acontecimientos de la vida. O sea, no es fácil cernir qué es esto de la sexualidad.

Y aunque en una primera instancia habla de la anatomía como destino, posteriormente en un trabajo denominado La femineidad, señala: aquello que constituye la masculinidad o la feminidad es un carácter desconocido que la anatomía no puede aprehender.

Posteriormente, Lacan da un vuelco y dice que sí hay una elección. Sus desarrollos y fórmulas de la sexuación permiten abordar la sexualidad, la relación entre los sexos y el goce de manera diferente. La elección del sexo no es una función de la anatomía. En el Inconsciente no existen las diferencias de los sexos, no hay qué es un hombre, qué es una mujer, no hay una esencia que los defina, son solo significantes, que son dos y que su relación es lo que cuenta. Sin embargo, sí podemos pensar qué papel juega, y pienso que es una cuestión de total actualidad.

Las propuestas que hoy nos llegan hablan de una elección del sujeto, de algo que no se quiere dejar sujeto a lo anatómico, sino que es producto casi únicamente de lo discursivo, otro de los elementos que entran en juego, ya que los semblantes en relación al sexo provienen de lo imaginario ligado al discurso social del momento, y que ponen en duda el discurso del amo que ordenó la relaciones y los lugares en la civilización durante estos siglos.

El sujeto que escuchamos no es individual, depende de lo que pasa en el Otro. La primera encarnación del Otro son los padres, adultos que les rodean. Transmiten su propio discurso en el que circula su demanda y su deseo, que determina y marca al sujeto. El Otro que podemos decir es el discurso social, regula los lazos sociales, o sea muestra una manera de poder cohabitar los cuerpos en una cultura.

Sujeto y cuerpo no es todo uno, el sujeto está representado por un significante, pero no es su cuerpo, él lo tiene, pero como tiene un inconsciente.

Lacan en cuanto a la anatomía como destino plantea otra distinción entre la significantización de la anatomía que es a priori, y la función que le reservan a posteriori las órdenes discursivas de los lazos sociales (lo real del sexo y lo discursivo de los lazos sociales del momento, hay que distinguirlo).

Miquel Missé, sociólogo y activista trans, con algunos libros escritos señala que la transexualidad tiene algo de conservador, de restaurar un cierto orden (perdido en medio de tanto cambio) y algo de revolucionario. En el sentido de transformar la normatividad del género, dado que, como señalé con anterioridad, al capitalismo no le interesa lo sexual, ni los lazos amorosos.

Lo que viene a señalar Lacan es que la elección de sexo no surge en función de la anatomía y eso supone entonces estudiar qué papel puede jugar, ya que hombre o mujer es un asunto del sujeto y ello depende de la manera en que cada uno se inscribe en la función fálica. Función fálica que es una función que en psicoanálisis quiere decir función de limitación de goce, de imposibilidad de un goce absoluto, completo, y por tanto imposibilidad de completud en el ser humano.

Hasta ahora podemos decir que hay algo histórico que da un lugar particular al falo, no hay ninguna cultura conocida en la que no podamos detectar la significación de este órgano, aquí hay destino entonces, en cuanto que tener ese órgano que hace que se sea. Pero también quiero señalar que la función fálica es algo distinto de ese significante, es la operación de limitación del goce, como he comentado, que a su vez, libera el deseo. Significante fálico y función fálica son diferentes, por tanto.

¿El transgénero nos está diciendo de subvertir ese significante fálico? Esta es una pregunta muy atrevida que me vais a disculpar, pero que dejo en el aire… Quizás tengamos que pensar en qué ética innovadora de la diferencia sexual podemos establecer. Ya el psicoanálisis tiene otras construcciones, de una forma diferente de entender al sujeto, a través de los registros imaginario, real y simbólico y de cómo se anudan estos tres registros para cada uno.

Por otro lado, cada uno tiene un cuerpo, pero no es un cuerpo. Hay que reconocer que Freud ya tomó el cuerpo de una manera diferente, al tratar los casos de histeria de comienzos del siglo XX, y el escándalo estuvo en demostrar cómo la palabra tiene efectos sobre el cuerpo. Hasta ahora hemos considerado que el discurso de la Histeria, tan importante en psicoanálisis, era una forma de disidencia frente al discurso del Amo, bien ahora parece que estamos en otro momento de disidencia.

Además, el cuerpo está en relación con el Inconsciente. El inconsciente no es sin relación al cuerpo y viceversa.

Pienso que en este momento puede ocurrir que el inconsciente sea el gran olvidado, en estos fenómenos, pero también en otros. Esto nos corresponde a los psicoanalistas reivindicar y señalar.

Porque podemos decir que el psicoanálisis es en cierta manera una técnica del cuerpo, entonces, aunque pueda resultar sorprendente, lo radicalmente diferente es que constituye en una técnica que no hace marcar el paso, que toma en cuenta la singularidad de cada sujeto, en cuanto que se trata de una realidad, se construye, es un proceso secundario.

Ya para acabar, hoy en nuestra sociedad democrática, hasta ahora, priman los derechos del hombre, exigimos igualdad, no jerarquías, y la paridad. El discurso del Amo está de capa caída, como se suele decir. Y no se quiere que sea la naturaleza la que determine algunos semblantes.

Como señala Colette Soler, debemos prepararnos y lo hay en nuestra sociedad, no basta ya con que haya o no un órgano para que esto haga decir en los padres y en los propios sujetos. La anatomía, en este momento, ya no es un significante amo del sexo.

Antes el sexo era un asunto privado, ahora se vuelve público, los cuerpos estaban normativizados de manera heterosexual exclusivamente. Ahora el deseo se encuentra desnormativizado, todas las formas hetero u homo tienen su lugar, las legislaciones lo aceptan. Hay un consentimiento básico, permisividad a este nivel, respecto de los modos de goce, sin precedentes. Pero no por ello deja de haber síntomas, pero…. debemos tener cuidado en sintomatizar aquello que no lo es el para el propio sujeto ni para el discurso de la época. Ahora se autoriza a que el sujeto se autorice, no podemos, por tanto, sintomatizar aquello que el sujeto no sintomatiza.

Para concluir:

Unas palabras de Patricia Gherovici, que trabaja en EEUU con esta población: No se trata de pensar a los trans, si no de pensar con los trans. Los cambios son muy importantes y es pronto para establecer conclusiones.

Para algunos la transición es una cuestión de vida o muerte, es una manera de encontrar una vida habitable, una manera de seguir viviendo. No solo la identidad está en juego, si no la propia vida.