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El psicoanálisis y el método científico
Qué es el método científico
El método científico es el conjunto de procedimientos lógicos que sigue la investigación para descubrir las relaciones internas y externas de los hechos de la realidad natural y social. En esencia, se puede caracterizar por estas fases y condiciones (René Descartes (1596, 1650), Francis Bacon (1561-1626)):
- Observación y medición. De forma sistemática, observamos los hechos y medimos con precisión las variables que se estudian.
- Inducción. La acción y efecto de extraer, a partir de determinadas observaciones o experiencias particulares, el principio particular de cada una de ellas.
- Hipótesis y modelos. De la observación adelantamos hipótesis y construimos modelos de cómo se comporta la realidad a partir de los hechos y de sus posibles causas.
- Tesis o teoría científica. Las hipótesis las articulamos en teorías, o las integramos en teorías previas.
- Experimentación. Diseñamos los experimentos para comprobar las hipótesis en condiciones adecuadas.
- Falsabilidad o refutabilidad. Los experimentos e hipótesis han de ser diseñados y expresados de forma que un tercero los pueda comprobar, y diseñar otros que corroboren o refuten las hipótesis.
- Reproducción. Los experimentos deben poderse reproducir, de forma que se obtengan los datos previstos.
- Revisión por pares y publicación. La revisión de los artículos antes de su publicación, lo introdujeron las revistas americanas en los años 30.
(La publicación es un paso fundamental en ciencia, pues se somete a crítica las ideas que se publican. Los científicos publicaban sus trabajos a su riesgo, realizando ellos mismos las revisiones que consideraran oportunas. En los años 30, las revistas científicas norteamericanas introdujeron la revisión previa entre pares, que podían suponer el rechazo de determinados trabajos. El mismo Einstein sufrió este rechazo en alguna ocasión, con gran enfado por su parte.)
A partir del Discurso del método de Descartes, y su famoso «cogito», se asienta el dualismo de un sujeto que piensa y un objeto externo que puede ser pensado. Conducirá a la ciencia a su radical materialidad; bajo la clara separación entre el sujeto y el objeto se construirá el ideal de objetividad científica. Desde entonces, la historia de la ciencia es una historia de éxito.
Hay alternativas al método científico para adquirir conocimientos: El modo autoritario, donde hay unos productores cualificados de conocimiento (oráculos, ancianos, obispos, líderes, profesores). El modo místico, que es una forma más personal de adquirir el conocimiento, a través de drogas, rituales, meditación, etc. El modo lógico racional, basado en las reglas de la lógica formal (las matemáticas serían el ejemplo).
Galileo Galilei y el comienzo de la ciencia
Galileo Galilei (1564,1642) fue un astrónomo, y matemático italiano considerado el precursor del método científico. Hasta el siglo XVI, la autoridad de Aristóteles y Tomás de Aquino no permitían salirse de las ideas establecidas, pero Galileo, un hombre de fuerte carácter, nunca creyó en esta autoridad, y sí manifestó su admiración por Arquímedes, a quien estudió a fondo.
Galileo tenía muchas inquietudes intelectuales, que le llevaron a estudiar astronomía, apoyar la revolución copernicana, que destituía a la Tierra de su posición privilegiada en el firmamento, fabricar el primer telescopio, con el que descubrió varias lunas de Júpiter. Estudió la superficie lunar. Descubrió los anillos de Saturno, las fases de Venus y las manchas solares. Fabricó muchos instrumentos experimentales para estudiar el movimiento: péndulos, planos inclinados, relojes, termómetros, imanes, etc.
Fue un incansable experimentador, diseñando experimentos y artilugios sofisticados, y anotando sistemáticamente las medidas que obtenía. A la vez, no pudo publicar todos sus hallazgos por la censura impuesta por la Iglesia a las nuevas ideas copernicanas. Finalmente tuvo problemas con la Inquisición, y se libró de severas penas merced a sus muchos y poderosos amigos, incluido algún Papa.
Uno de los principios que descubrió, de máxima importancia, base de la posterior física newtoniana, y que contradecía la física aristotélica, fue el principio de relatividad: dos sistemas de referencia en movimiento relativo de traslación rectilínea uniforme son equivalentes desde el punto de vista mecánico; es decir, los experimentos mecánicos se desarrollan de igual manera en ambos, y las leyes de la mecánica son las mismas. Esto borra la noción de reposo, un observador sólo puede certificar el movimiento relativo de un sistema respecto al otro.
Galileo está considerado como el que estableció las bases del método científico. Y en un tiempo donde hacer ciencia conllevaba un gran riesgo. Pero, en otras disciplinas se puede citar a otros.
Vesalio (1514, 1564) fue el fundador de la anatomía moderna. Basó sus estudios anatómicos en la observación directa, con lo que pudo rechazar docenas de errores anatómicos presentes en la obra de Galeno, la autoridad hasta el momento.
Lavoisier (1743, 1794) está considerado el padre de la química moderna, si bien Robert Boyle, un siglo antes, ya desarrolló muchos métodos experimentales modernos.
Popper y la falsabilidad
Karl Popper (1902,1994) fue un filósofo austriaco, quizá el más influyente de los filósofos de la ciencia del siglo XX, y fue célebre por su «principio de falsabilidad».
Para Popper no hay una lógica para generar teorías:
Mi visión del asunto es que no hay un método lógico para tener nuevas ideas… Cada descubrimiento contiene un elemento irracional, o una intuición creadora. De manera similar, Einstein habla de la búsqueda de estas leyes altamente universales, de las cuales puede obtenerse, por pura deducción, una imagen del mundo. No hay una ruta lógica que conduzca a estas leyes, solamente pueden alcanzarse mediante la intuición, basada en algo como un amor intelectual por los objetos de la experiencia.
Sin embargo, para Popper no importa la forma de generar teorías. Lo importante es la lógica para contrastar teorías (falsación): «siempre que tratemos de proponer una solución para un problema debemos, en lugar de defenderla, intentar echarla abajo con todas nuestras fuerzas».
Según esta teoría de Popper, es posible distinguir entre una teoría de una ciencia empírica y otra de una ciencia no empírica. Popper buscó determinar cuáles son las diferencias metodológicas entre diversas disciplinas científicas, como la física, y las no científicas, como la metafísica.
Básicamente, Popper dijo que es capaz de determinar qué teorías tienen bases científicas y qué otras tienen bases no científicas, dependiendo del tipo de argumento que se use para demostrarlas. La gran diferencia es que las teorías científicas aseguran cosas que, en un futuro, pueden ser reveladas como falsas a través de pruebas. Las teorías con bases no científicas simplemente aseguran algo y esto no puede ser determinado como falso, pues no hay manera de probarlo.
Una de las principales ideas que utilizó Popper para ejemplarizar esto fue el contraste entre las ideas del psicoanálisis de Sigmund Freud y la teoría de la relatividad de Albert Einstein, aunque inicialmente fue un entusiasta del psicoanálisis.
La principal crítica que se le hace a Popper es que aquellas teorías que no se pueden contrastar a través del experimento no son científicas, casi por definición, y aquellas que se pueden probar, las pruebas deberían ser infinitas, hasta que se pueda considerar la teoría contrastada.
Teorías físicas como el Big Bang, la inflación cósmica, la teoría de cuerdas, la energía y la masa oscuras, etc., serían poco científicas si adoptamos el punto de vista de Popper, por la dificultad de deducir hipótesis contrastables experimentalmente. Por otra parte, las ondas gravitatorias no se comprobó su existencia hasta 100 años después de que Einstein conjeturase su existencia, como un resultado de su Teoría General de la Relatividad. Pero los físicos no esperaron tanto tiempo para aceptar su realidad.
Thomas S. Kuhn y el paradigma científico
Thomas S. Kuhn (1922,1996) fue un físico norteamericano célebre por su influyente obra «La estructura de las revoluciones científicas» (1962), donde introduce el concepto de «paradigma científico».
Cuando una revolución científica triunfa, el conjunto de teorías que genera configura un nuevo paradigma, en el cual confían generaciones de científicos, y que es muy difícil de destituir, no sólo por razones científicas, sino porque constituye todo un universo referencial para la comunidad científica: una «cosmovisión». Delimita desde las preguntas que es pertinente hacer hasta las respuestas que son admisibles, pasando incluso por cómo se reparten los presupuestos de las universidades, las prebendas y cargos.
Excepto cuando se trata de personajes de fuerte carácter e independencia, como es el caso de Einstein o de Freud, es muy difícil desafiar las ideas imperantes. Las controversias científicas toman, en ocasiones, un carácter personal, de luchas de egos, como es el caso de las peleas en la paleontología para aceptar o no una nueva especie humana. También son célebres las controversias entre Newton, Huygens y Leibniz, teñidas en ocasiones de nacionalismo.
Introduce también los conceptos de «ciencia normal», que es el discurrir cotidiano de la ciencia, dentro del periodo marcado por un paradigma, y el de «revolución científica», cuando la ciencia normal entra en crisis y se produce un vuelco en las teorías imperantes.
Kuhn abandonó con el tiempo la idea de paradigma, incluso renegó de ella, y consideró el desarrollo científico un proceso más proteico y continuo, hasta cierto punto caótico.
Mario Bunge contra el psicoanálisis
Mario Bunge (1919, 2020) fue un filósofo y físico argentino nacionalizado canadiense. Se declaró como realista, materialista y defensor del realismo científico.
Expresó públicamente su postura contraria, como filósofo de la ciencia, a las pseudociencias, además de sus críticas contra corrientes filosóficas como el existencialismo (especialmente la obra de Heidegger), y la fenomenología.
Para Mario Bunge, el psicoanálisis no es una ciencia, sino una pseudociencia. Desde su perspectiva epistemológica, la teoría y las terapias psicoanalíticas se sustentan en hipótesis que son incontrastables, además de resistirse a la crítica, lo que es un criterio importante para afirmar la falta de cientificidad de esta corriente de pensamiento:
Ahora voy a hacer una breve mención al psicoanálisis, que -junto con la homeopatía- es la más rentable de las seudociencias. En efecto los psicoanalistas cobran por lo menos cien dólares por hora […]
Las hipótesis psicoanalíticas se pueden dividir en dos clases: las comprobables y las incomprobables. Entre las incomprobables está la hipótesis de la represión, porque según los psicoanalistas si uno no admite algo, por ejemplo, si una niña no admite que su padre ha abusado sexualmente de ella, es porque ha reprimido ese recuerdo; y cuanto más se niega tanto más prueba esto la represión. Entonces, ¿cómo hacemos para refutar la hipótesis?
Otro ejemplo: la hipótesis de que todo varón sufre el complejo de Edipo. Si un varón ama realmente a su padre, los psicoanalistas dicen que el superyó del sujeto está reprimiendo el odio. Cuando afirma que ama a su padre está probando que, en realidad, lo odia. La sola presencia de hipótesis incomprobables en el psicoanálisis muestra que es una seudociencia.
Las hipótesis psicoanalíticas comprobables son en principio de tres tipos: las que han sido verificadas, las que han sido falseadas, y las que no han sido puestas a prueba. Yo no conozco ninguna que haya sido verificada. Una tras otra, las que han sido puestas a prueba, han sido refutadas.
Una de ellas es la hipótesis de que hay dos tipos de personalidad, la oral y la anal. Quien tiene una personalidad anal es disciplinado, serio y más bien introvertido; en cambio, los sujetos con personalidad oral son despreocupados, indisciplinados y extravertidos.
Hace ya una cuarentena de años se probó que no hay ninguna correlación entre la personalidad y la manera en que al niño de corta edad le han entrenado los esfínteres. Otro mito freudiano es el del orgasmo vaginal. También este ha sido refutado hace una cuarentena de años.
Uno de los mitos psicoanalíticos más absurdos y rentables es la tesis de que todo olvido es debido a la represión. Los psicólogos científicos han descubierto hace un siglo que lo excepcional no es el olvido, sino el recuerdo. Y en el curso de las últimas décadas se ha descubierto el mecanismo de la memoria: la formación de sistemas de neuronas activadas por algún acontecimiento. Estos sistemas se van formando y deshaciendo en el curso del desarrollo. No se nace con recuerdos: el cerebro del recién nacido es demasiado primitivo para formar recuerdos que no sean de impresiones muy básicas. En resumen, la hipótesis de que todo olvido se debe a la represión es incompatible con la psicología experimental y la neuropsicología.
Esto no quita que exista toda una industria [alrededor del psicoanálisis].
Las matemáticas y el método científico
El saber matemático no sigue el método científico, porque no hay unos hechos externos con los que contrastar los hallazgos e hipótesis. Sin embargo, sus deducciones son incontrovertibles porque siguen la lógica formal en su desarrollo, y todo el mundo admite los resultados cuando estos son publicados y revisados por otros.
En las matemáticas se dan otro tipo de controversias. Por ejemplo, hay proposiciones que no se pueden demostrar dentro de algunos sistemas formales, no se puede decir si son verdaderas o falsas. Esto lo demostró Gödel con sus célebres «teoremas de incompletitud».
Otra controversia tiene que ver con las demostraciones. Algunos teoremas se han podido demostrar con ayuda de ordenadores, los cuáles han efectuado algunos cálculos intermedios muy abstrusos, imposibles de realizar por una o por un grupo de personas en un tiempo razonable. Este tipo de «atajos» en las demostraciones son rechazados por algunos puristas.
A pesar de seguir otro modo de desarrollarse distinto al método científico, las matemáticas son ampliamente utilizadas en las ciencias, en la física, la química, la biología, y también en la sociología o la economía. Proporcionan un refuerzo formidable en el proceso inductivo y de abstracción para construir teorías. Son, como decía Galileo, «el lenguaje en el que se expresa la Naturaleza.»
Por las mismas, hay a veces un uso espurio de las matemáticas en algunas disciplinas, se introducen, con poco rigor, fórmulas, cálculos, gráficas, etc. que parece que prestigian y dan solidez a las investigaciones, como se ve algunas veces en trabajos de economía, sociología, psiquiatría, etc. Metaestudios realizados en diversos campos han mostrado la endeblez de algunos métodos matemáticos empleados.
El psicoanálisis y el método científico
Queda, pues, por determinar si el psicoanálisis cae del lado de las ciencias o de las pseudociencias. En su origen fue producto del esfuerzo de un médico neurólogo vienés, Sigmund Freud (1856, 1939), científico inmerso en el positivismo de la época.
1. El psicoanálisis sigue, formalmente, el método científico, de eso no hay duda. Freud observó el comportamiento de sus pacientes, y lo documentó sistemáticamente. Infirió de ahí sus teorías sobre el inconsciente, la represión, la pulsión, la neurosis… Dedujo hipótesis que intentó contrastar con otros pacientes. Reformuló sus teorías ante nuevos hechos. Y publicó incansablemente sus hallazgos a lo largo de toda su vida.
Por otra parte, Freud se esforzó inicialmente en acomodar su investigación a la ciencia exacta, como una fisiología, aunque pronto se convenció de que aquello era una rémora más que una ayuda en su ciencia. Los observables que quería estudiar no se dejaban reducir en absoluto a corrientes eléctricas, intensidades, etc.
2. El objeto de investigación del psicoanálisis es muy especial: las causas de los síntomas que padecen los sujetos. Así, la física atómica puede estudiar un átomo de hidrógeno sabiendo que todos los átomos de hidrógeno del Universo son iguales, y que el experimento para estudiarlo puede repetirse en otro momento por otro equipo de investigación, en otro punto de la Tierra. No así la observación que lleva a cabo el psicoanalista, que siempre será única e irrepetible.
Es evidente que los procesos psíquicos son reducibles, en última instancia, a sinapsis, neurotransmisores, potenciales químicos, etc. todos ellos observables medibles. Pero la distancia que hay entre las reacciones químicas y el comportamiento humano es tal que nunca será recorrida, al menos en los próximos decenios, y ni con el concurso de los más potentes ordenadores. Por tanto, el tipo de refutación que esperaría Mario Bunge nunca sucederá (del orden de 1011neuronas, 1014 sinapsis… de los que surge, como propiedad emergente, el comportamiento humano)
3. Entre las objeciones que se hacen al psicoanálisis, la más seria es la que ya formuló Popper: las proposiciones de cualquier teoría científica deben ser refutables (falsables) por pruebas en contra, pero las del psicoanálisis no lo son. Por tanto, no se puede considerar una ciencia.
Pero en cualquier teoría compleja actual, las demostraciones quedan restringidas al conocimiento de una ínfima minoría de especialistas. Por ejemplo, la demostración del «último teorema de Fermat» le ocupó a Andrew Wiles más de 100 páginas, apoyándose en múltiples conjeturas y teoremas intermedios que otros habían demostrado previamente. Esa demostración sólo la pueden entender unas pocas decenas de matemáticos en el mundo, no es un espectáculo de masas.
Quizá para aceptar las hipótesis freudianas hay que ser psicoanalista, y comprobarlas en la práctica clínica. Esto, para un popperiano puro sería inadmisible, pero sucede cotidianamente en todas las ciencias, donde la demostración es fruto del acuerdo de un pequeño número de especialistas que la aceptan. La ciencia es, fundamentalmente, pragmática: tira para adelante.
4. El quehacer de la ciencia se basa en el ideal cartesiano de que hay una realidad independiente del observador. Esto se cumple, aunque con matices, en las ciencias duras, por ejemplo, en la física, aunque la mecánica cuántica ya mostró los límites de esa separación. Pero en las ciencias humanas, la economía, la sociología, la psicología, no hay forma de separar el experimento y la medida del objeto estudiado, que en este caso son individuos y poblaciones humanas. Así sucede con las profecías económicas autocumplidas, por ejemplo.
La asociación libre, sueños, lapsus, síntomas… son las únicas herramientas de que dispone el observador para estudiar el objeto, y todas están mediadas por el sujeto analizante. No hay microscopios o escáneres capaces de objetivar los comportamientos del paciente.
Freud propone la «trasferencia» como el método para acceder al saber inconsciente, en el par irreductible analizante-analista.
5. Por otra parte, ¿es efectivo el psicoanálisis en la curación de los pacientes? La mecánica cuántica es una disciplina que adolece de carencias en su interpretación, ya desde que surgió hace 100 años. Sin embargo, sus cálculos logran precisiones maravillosas, las cifras más cercanas al experimento que imaginarse pueda. ¿Sucede lo mismo con el psicoanálisis?
La divisa de la ciencia es «siempre adelante», ni los matemáticos se quedaron paralizados ante el teorema de Gödel, ni los físicos ante las dificultades de interpretación de la mecánica cuántica, el pragmatismo vence al purismo. Si el psicoanálisis logra resultados, puede desdeñar las objeciones positivistas.
En el resultado es donde debería ponerse el peso de la prueba, y un instrumento puede ser el dispositivo de «el pase», inventado por Lacan para aquellas personas que quisieran testimoniar sobre su experiencia analítica y su final de análisis. El pase puede ser lo más próximo que imaginarse pueda al experimento científico, para demostrar la efectividad de un análisis particular, la máxima objetivación de un testimonio siempre subjetivo. Procedimientos parecidos, como la explicación de casos, u otros aún por diseñar, deberían apuntar a verificar la efectividad del psicoanálisis, caso a caso.
Bibliografía básica
La lógica del descubrimiento científico, Karl R.Popper. Tecnos.
La estructura de las revoluciones científica, Thomas S. Kuhn. Fondo de cultura económica.
Pseudociencia e ideología, Mario Bunge. Alianza Universidad.
Ciencia, técnica y epistemología, Mario Bunge.
El psicoanálisis, ¿qué tipo de ciencia es?, Antonio Sánchez-Barranco Ruiz et.al.
El psicoanálisis y su lugar entre las ciencias, Juan Pablo Sánchez Domínguez.