Publicado el 26/02/2022

Clase: La Dirección de la Cura y los principios de su poder. III. ¿Cuál es la situación actual de la transferencia?

Contexto general de 1958

El tema de la formación de los analistas es central en este Escrito de Lacan. Una de las condiciones para la misma, era el llamado análisis didáctico.

En la SPP1 las reglas vigentes para la formación de los didácticos eran curas de 4 años, con al menos 4 o 5 sesiones semanales de al menos 50’. Transgredir esto podía significar excluir a alguien como didacta, y Lacan no lo respetaba. A esto se añadía el interés que suscitaba la enseñanza de Lacan, todo lo cual llevó a problemas en la SPP que presidía Nacht desde 1947. El conflicto estalla con la creación de un nuevo instituto de psicoanálisis con el propósito de asentar las reglas para la formación de los didactas en consonancia con los postulados de la IPA.

En 1953 hubo una primera escisión, resultado del enfrentamiento de los analista jóvenes con el establishment de la Sociedad psicoanalítica de París, que estaba más preocupada por la perpetuación de sus poderes de reconocimiento social que de determinar a qué exigencias debe responder la formación de los analistas. Por entonces, los criterios de selección y formación dependían de un cursus en vigor en la IPA muy absorbida por la American way of life, en la cual la práctica analítica se encaminaba a la adaptación de las personas. Se forjaba un prototipo de analista cuya respetabilidad se medía por el rasero de su docilidad a las normas de una jerarquía muy rígida.

En junio 1953, Lacan presenta su dimisión y junto a Lagache y otros, acaban formando la SFP2. Al abandonar la SPP, perdían la calidad de miembros de la IPA. Estaban en ella: Lacan, Dolto, Lagache, Favez-Boutonnier y Reverchon-Jouve así como los principales representantes de la tercera generación psicoanalítica francesa: Didier Anzieu, Jean Laplanche, Jean-Bertrand Pontalis, Serge Leclaire, François Perrier, Daniel Widlócher, Jenny Aubry, Octave Mannoni, Maud Mannoni, Moustapha Safuan. Con la excepción de Wladimir Granoff, todos ellos estaban o habían estado en análisis o control con Lacan. El primer congreso de la SFP, se reunió en Roma en septiembre de 1953, donde Lacan presentó su trabajo «Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis», también llamado «Discurso de Roma»3.

Con el Discurso de Roma, Lacan se propone la recuperación del descubrimiento de Freud , tarea que le ocupó 9 años (1953 -1963). En esos 9 años, también se esforzó en obtener reconocimiento por parte de la comunidad analítica internacional. Se propone un retorno a Freud, y responder a la pregunta de cuáles son las condiciones de posibilidad del psicoanálisis. Así, por ejemplo, dirá que éste solo es posible si se toma al ICS como estructurado como un lenguaje. El psicoanálisis opera sobre el síntoma mediante la palabra. En los años siguientes a 1953, se desarrolló un proceso complejo de negociaciones en torno al status de la SFP dentro de la IPA. La práctica de Lacan era controvertida por su innovación de las sesiones de tiempo variable, y también por su postura crítica frente a gran parte de la ortodoxia de la teoría y práctica psicoanalíticas. Eso condujo a que en agosto de 1963 la IPA impusiera como condición para que la SFP fuera incluida, que Lacan fuera removido de las listas de analistas didactas de la organización.

Lacan se negó a cumplir tal condición y abandonó la SFP para crear en junio de 1964 su propia escuela: la École Freudienne de Paris, y continuó dando su Seminario en la ENS gracias a la intervención de Althusser.

En 1958, en el Congreso internacional de Royaumont (13 julio 1958), la SFP invita como conferenciante a Lacan, quien da una conferencia: «La dirección de la cura y los principios de su poder» donde manifiesta su oposición al psicoanálisis norteamericano. Esta conferencia es previa al Seminario sobre El deseo y su interpretación que comienza en noviembre 1958.

Dos meses antes del congreso (9 mayo), da su conferencia sobre La significación del falo.

A Lacan se le criticaba no seguir las reglas vigentes del setting analítico. Respecto a la duración de las sesiones se le objetaba que de esa forma el paciente no pudiera disponer del tiempo de su sesión, y que entonces, eso implicaba que el «poder» lo tenía arbitrariamente el analista.

A esa idea de poder del analista que imperaba en la IPA, Lacan opone el poder de la palabra. Lo imprescindible es la preservación del lugar del deseo en la dirección de la cura. Dirigir la cura es diferente a dirigir al paciente. El título de la conferencia también hacía alusión a la dirección de la cura que proponía Nacht consistente en una reeducación emocional. En este Coloquio Lacan critica abiertamente la corriente de la Psicología del yo que era la desviación que había adoptado la IPA.

Nacht había publicado en 1957 el artículo «Sobre las variantes técnicas», y en 1958 «Las neurosis de transferencia y su manejo técnico» donde planteaba que la neurosis de transferencia era algo que ocurría entre analista y paciente como resultado de una «relación ICS particular entre el analista y el paciente constituida por intercambios y reacciones mutuas a las cuales uno y otro encuentran inconscientemente su ventaja […] En los análisis interminables todo sucede como si los protagonistas del drama no llegaran a separarse. El analista no se decide a interrumpir una cura que sin embargo no parece tener solución, lo mismo que el enfermo no puede decidir irse […] En este aspecto, las responsabilidad recae sobre el analista».

Nacht introduce entonces el concepto de «presencia del analista» como una variante técnica de la regla de neutralidad freudiana, que a veces puede devenir un obstáculo en la cura. En 1963 publicará un libro con ese mismo título4.

Sigo con Nacht: «La neutralidad demasiado supersticiosamente respetada, debe ser reemplazada por una actitud de presencia5, la única capaz de poner un obstáculo al mundo cerrado e irreal en el cual arraiga la regresión. El analista no aceptará ya encarnar el mito, no será ya esa transparencia que deja pasar todas las fantasías, sino que deberá esforzarse en volver a convertirse para el enfermo lo que es en realidad: un hombre como los demás, como el propio paciente, en un mundo de relaciones evolucionadas».

En sus ejemplos6 habla de pacientes con experiencias traumáticas reales, y que por ello tenían una necesidad de recibir una «entrega reparadora que se transfiere al analista, el cual puede recurrir por ello a actitudes de gratificación, que se referirán no a palabras de estímulo ni a señales particulares de interés, ni intercambios en el plano emocional, sino que se referirá a ciertos aspectos de la situación analítica. El terapeuta realizará por ejemplo intervenciones más frecuentes, menos breves, prolongará quizás el tiempo habitual de las sesiones, aumentará su número, cosa que dará al enfermo la impresión de recibir más». Esa «actitud afectiva, debe ser real».

La actitud ICS del analista, y lo que éste le comunica al paciente, no con una interpretación sino con su actitud, constituye para Nacht un factor decisivo en la cura. «Estos intercambios de ICS a ICS son los que constituyen el vínculo más fuerte en la relación analítica. Lo esencial de esta situación se sitúa pues en el más allá del nivel verbal» (1963).

Contrapone la actitud de presencia a la actitud del espejo como forma de neutralidad.

Podemos observar que Nacht tiene una idea de la transferencia como algo dual, simétrico, y eso va a ser la causa mayor de los escollos de las curas.

No es casualidad que en el Seminario XI, Lacan retome ese tema para plantear de qué se trata realmente con la presencia del analista (15/4/1964). En dicha clase comenta que el concepto de ICS es inseparable de la presencia del analista. Es más, la «propia presencia del analista es ya una manifestación del ICS». Presencia que no habría que confundir con el «sermoneo lacrimoso, ampulosidad serosa, caricia algo pegajosa que la encarna en un libro publicado con ese título». Se refiere Lacan al libro de Nacht con dicho nombre.

En La Dirección de la cura, Lacan critica la obra editada en 1956 bajo la dirección de Nacht, «El psicoanálisis hoy» (PDA) (Escritos, pág. 567), y también su concepción sobre la presencia del analista que posteriormente se incluyó en el libro del mismo nombre (1963).

Es curioso, porque todo el texto de Lacan está lleno de referencias directas a ese libro de Nacht, pero no lo nombra a él.

En este libro (PDA), Nacht hace una compilación de las principales ideas de la SPP y del instituto de psicoanálisis fundado en 1953 para «contribuir al progreso y a la difusión de la ciencia psicoanalítica». En la pág. 165 de este texto, plantea la doble tarea del analista en el sentido de la contratransferencia. «Esta visión más completa del análisis, debía modificar no solamente algunos aspectos de la técnica, sino también los principios directivos de la cura» […] El análisis de la transferencia provoca y utiliza después la reviviscencia y la reconstrucción del pasado con la finalidad de realizar tomas de conciencia, mientras que la situación analítica, comportando un modo de relación de intercambio, condiciona una reeducación emotiva[…] La reeducación emotiva, el enderezamiento afectivo, la adaptación de las tendencias emotivas generalmente infantiles a las condiciones de vida del adulto». En la pág. 166 habla de la importancia de la personalidad del analista, y en 167 y siguientes habla de las reglas técnicas, y en 193, del fin del análisis. Es entonces cuando utiliza el término «liquidar la neurosis de transferencia».

Resumiendo, los Principios directivos de una cura para Nacht son: reeducación emocional, toma de conciencia, enderezamiento afectivo, descondicionamiento de conductas. El objetivo del análisis es el reforzamiento del yo por la vía de la modificación de las defensas debilitantes del yo. «No llega a ser un buen analista quien quiere. Ciertos dones innatos son aquí más necesarios que en otras ocupaciones», refiriéndose aquí a la personalidad del analista.

Hemos hablado antes de la desviación del movimiento analítico hacia lo que se llama psicología del yo. En Royaumont, Lacan lo criticará, pues el yo no es ni unificado ni unificante, sino que más bien es un «batiburrillo de identificaciones imaginarias que aparece en la cura». Llamará a la técnica de A. Freud como «trabajo postizo». Criticará las intervenciones de Kris, y va a acusar a Glover de tener alucinaciones por ver interpretaciones por todos lados7.

En realidad, su crítica a esa concepción del Yo viene de mucho antes, pues en 1936 con el Estadio del espejo, Lacan se opone a Hartmann, Kris y Loewenstein, quienes hacían del Yo la instancia central, función de síntesis de la personalidad, donde el analista refuerza ese yo para reconducir al paciente a la «realidad».

Frente a todo este desbarajuste teórico y clínico, Lacan inicia su enseñanza con:

  • la distinción entre S e I, donde lo S tiene la vertiente de la palabra y del lenguaje
  • la distinción entre yo y sujeto8.
  • habla de una estructura articulada y autónoma
  • Introduce la noción de cadena ste. que da cuenta de la sobredeterminación en la que sitúa la condición de toda formación del ICS.
  • Introduce el concepto de Otro: Otro del lenguaje, del discurso universal, de la verdad, Otro de la palabra, referencia a un más allá del tú a tú. Lugar del código, donde se elabora el mensaje. Es del Otro de donde el ICS es discurso. La Otra escena nombra el lugar en el que funciona el ICS.
  • S(A) es el punto clave de la lógica del ste9.
  • Respecto del analista, dirá que éste no responde a la demanda. En cuanto a la interpretación, la plantea al nivel del deseo, en un más allá de la demanda. Siendo el deseo inadaptable, ineludible, ni susceptible de una pedagogía, sino solamente de una ética.

La bibliografía que maneja Lacan en este trabajo es inmensa: Abraham, Devereux, Ferenczi, A. Freud, Freud (8 textos), Lagache, Glover, Hartmann, Kris, Loewenstein, Lagache, Leclaire, Macalpine, Sharpe, Schmideberg, William J.D., Winicott, y se refiere al libro de Nacht pero sin mencionarlo a él.

El texto

Comentario respecto del título del escrito: por una parte, nos anuncia que la cura tiene una dirección, y por otra parte que dicha dirección responde a una serie de principios.

Lo divide en cinco partes:

  • I Quién analiza hoy
  • II Cuál es el lugar de la interpretación
  • III Cuál es la situación actual de la transferencia
  • IV Cómo actuar con el propio ser
  • V Hay que tomar el deseo a la letra.

¿Cuál es la situación actual de la transferencia?

Resumo lo que en los dos apartados anteriores se refiere a la transferencia:

  • Lacan muestra las desviaciones teóricas y clínicas de los post freudianos, entre ellos sus colegas, para «hacer de sus escollos boyas de nuestra ruta».
  • Cuestiona la llamada contratrasferencia, pues para Lacan implica una «dimisión» respecto a la verdadera naturaleza de la transferencia. La transferencia10 es una ESTRATEGIA.
  • Critica la noción de espejo de Nacht al hablar del analista y también de la supuesta neutralidad11.
  • Asimismo, critica la utilización del término «liquidación de la neurosis de transferencia».
  • Critica a quienes bajo el nombre de psicoanálisis, se dedican a una reeducación emocional del paciente, que para Lacan es una impostura.
  • El analista «no debe dirigir al paciente». «La dirección de la cura no es una dirección de la conciencia, consiste en primer lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica».
  • En cuanto al analista, lo sigue poniendo en el banquillo incluyéndose él: «el analista está tanto menos seguro de su acción cuanto que en ella está más interesado en su ser». (Apartado IV).
  • En cuanto al término «manejo de la transferencia», critica a Nacht al plantear la T como una situación entre dos, pues pensarlo así lleva a una «domesticación del yo llamado débil» por medio de un yo fuerte. Desde esa perspectiva, la transferencia se convierte en la seguridad del analista, y la relación con lo real (realidad), en el terreno donde se juega el combate→ la interpretación se hace entonces subordinada a la reducción de la transferencia. Recuerda lo que por el contrario hacía Freud: «introducir al paciente en una primera ubicación de su posición en lo real». -Sitúa los riesgos de la posición del analista en cuanto a lo que llama sus pasiones: su temor de la ignorancia; su gusto de no decepcionar; su necesidad de estar por encima. Todo esto son consecuencias de la relación dual de la T si el terapeuta no la supera.
  • Respecto a la posición del analista, lo que plantea es que se trata de «hacer surgir al 4º que va a ser aquí la pareja del analizado [… pág. 569] Los sentimientos del analista solo tienen un sitio posible: el del muerto[…] por eso el analista es menos libre en su estrategia que en su TÁCTICA».

1

Lacan dice que hay que recurrir al trabajo de D. Lagache «El problema de la transferencia»(1951)12 para hacerse una idea acerca de los trabajos que se hicieron sobre la transferencia que Freud conceptualizó. Lagache hace un repaso de la historia de la teoría de la transferencia, y utiliza el término «estancamiento» para referirse al estado de la cuestión. Lacan define la situación no como estancamiento sino como de «degradación», pues se trata de un retroceso. Retroceso porque los analistas de la época no se ubican en cuanto a la causalidad de la T, y se quedan enredados en los efectos que ésta produce. Para ellos, la T serviría para conseguir una regresión pasando por una frustración que se produce al no responder el analista a la solicitación amorosa en la T, y cómo eso deriva en una forma de agresividad que finalmente conduce al sujeto a una regresión que le permitirá revivir en la T las formas más primitivas del yo y sus defensas, así como las formas de la relación con el objeto.

Lagache define así la T: «adaptación gradual, por regresión, al ambiente infantil del análisis» (pág.90)13, y plantea cuáles son las «etapas teóricas del análisis»:

  • etapa de la inducción de la neurosis de T
  • etapa de regresión bien establecida
  • etapa de retorno hacia la madurez.

En el debate post freudiano había cuestiones de estructura importantes por ejemplo entre quienes planteaban la repetición de las necesidades, y quienes planteaban la necesidad de la repetición. Frente a dicho debate, Lagache atribuye a la necesidad de la repetición la única causa de la transferencia, que sería una actualización en la situación analítica de un conflicto no resuelto. Para Lagache, el automatismo de repetición freudiano explicaría la predisposición a la transferencia: «si el sujeto repite, no lo hace motivado por necesidades específicas que se repiten, sino impulsado por una necesidad específica de repetición».

Para Lacan esto es un extravío a la hora de definir la experiencia analítica.

Para Lacan, sería exigible que en la comunidad científica hubiera un consenso respecto a cuestiones que aparecen como «oscuridades persistentes» por ejemplo en cuanto a los efectos de la relación con el analista tanto al comienzo de la cura (enamoramiento primario) como al final, donde los analista plantean que hay satisfacciones que impiden romper la relación analítica, es decir, salir de la neurosis de T. También le parece una oscuridad fundamentar la T en la tríada F-A-R (frustración-agresión-regresión), y finalmente plantea la oscuridad en cuanto a las fantasías que implican a la figura del analista.

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«El manejo de la transferencia es inseparable de su noción», que a su vez está acomodada a una teoría. Teoría y técnica son inseparables. Por supuesto va a criticar que se considera a la T como la suma de sentimiento positivos y negativos hacia el analista.

Lacan habla de la «pirámide de la herejía» en cuanto a la transferencia. En dicha pirámide, hay un defecto central y es que ninguno de estos tres lados toma como punto de partida en la experiencia analítica el hecho de que se funda en la palabra. Los tres lados de la pirámide son: genetismo, relación de objeto e introyección intersubjetiva.

3 Genetismo

El genetismo está ligado a A. Freud (Piaget), cuya técnica se basa en la observación directa del niño, y en el análisis de las defensas. teóricamente funda los fenómenos analíticos en los momentos del desarrollo que están interesados en ellos.

«Llamamos T a todos aquellos impulsos experimentados por el paciente en relación con el analista, que no dependen de la situación analítica actual, sino que remontan su origen a tempranas vinculaciones con el objeto, aun arcaicas, reavivadas durante el análisis bajo la influencia del impulso repetitivo»14. Según Lagache15 lo nuevo en A. Freud es que no opone la T positiva a la negativa como Freud, sino que opone la T de impulsos libidinales, a la T de la defensa. El automatismo de repetición se extiende tanto a las viejas pulsiones del Ello, como a las antiguas medidas de defensa contra las pulsiones. La técnica es entonces estudiar la defensa, es decir, el Yo en vez del Ello. Técnica que se llamó también «análisis del carácter». Las defensas del Yo se manifiestan en la sesión como resistencia contra la asociación libre, y también en la vida actual del paciente.

El punto de partida es la noción de YO ICS en la segunda tópica de Freud. Hay una parte del Yo que es ICS y está vinculada a las pulsiones, luego hay una articulación entre el Yo y el Ello, y no solo oposición entre ambos. Así pues, para A. Freud, el Yo se convierte en un acceso a lo pulsional, y concibe el análisis como una regresión exploratoria de los mecanismos de defensa. La idea subyacente es que la pulsión es controlable por el Yo, siendo el análisis una especie de domesticación de las pulsiones.

La noción de PATTERNS forma parte de esta técnica. Se trata de conformarse a un determinado patrón, medida, o podemos decir también ideal postizo que funcionarían de acuerdo a criterios de éxito, como por ejemplo subir de salario, una aventura con la secretaria. Para Lacan todo esto es vergonzoso, y no estaba en el pensamiento de Freud. El analista queda como un patrón con respecto al cual se mide el desorden de lo pulsional. Para Lacan lo pulsional por definición no puede reducirse a ningún tipo de conformidad.

Para Lacan esto hubiera podido ser la ocasión para hacer una crítica fecunda de las relaciones del desarrollo que en Freud eran claramente más complejas que lo que después se teorizó, pero no ocurrió así. De ahí que nada se reveló en esta vía que fuera esclarecedor para la técnica, aunque la observación del niño mediante el análisis fuera sugerente.

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A Lacan le parece menos degradada la segunda particularidad de la teoría, o herejía respecto de lo que se le sustrae a la T. Se trata de la RELACIÓN DE OBJETO. Esta teoría, como el genetismo, tiene un origen noble que es ABRAHAM, de quien valora su noción de objeto parcial que Lacan tomará en cuenta cuando construya la noción de «objeto a». Para Abraham, la idea de la T consiste en tomar al analista como representante de una cierta relación de objeto. Parte de la noción de objeto parcial. Habla de la «capacidad de transferencia de la libido sobre personas del sexo opuesto, sobre los seres humanos y sobre los objetos». Esta capacidad de T se confunde con la capacidad de adaptación, y está en relación inversa al autoerotismo (D. Lagache, pág. 18). Abraham planteó etapas del desarrollo psicosexual por las cuales el niño pasa, y donde las relaciones de su Yo con los objetos va madurando a medida que se independiza de ellos. Así, hay estadios más o menos evolucionados del amor.

Así como en el genetismo estaba la idea de evolución del Yo, en este movimiento se trata de la idea de la evolución del objeto, que pasaría de la perversión polimorfa del niño, como registro de los objetos parciales, al amor adulto entendido como registro del objeto como totalidad. (Así por ejemplo hablará de diferentes tipos de relaciones de objeto en función de las preferencias del niño según la etapa del desarrollo en la que está: relaciones de tipo oral, sádico-anal que serían de carácter pregenital, y relaciones de objeto de tipo genital (pág.91 de PDA en adelante).

[Abraham, precursor de la teoría de las relaciones objetales, otorga a la función materna un lugar primigenio, primer objeto con el que se establece un dialogo objetal en un juego recíproco de las fantasías. Los sentimientos del bebé hacia la madre se desplazan después al padre y finalmente a la comunidad. Plantea una disposición al canibalismo por la que el niño quiere devorar al objeto, subrayando la gran ambivalencia que late en esta inclinación (amor/destrucción) En todo sujeto coexisten diversas modalidades de relación con el objeto. Planteó diversas etapas: Primera etapa oral, sin destrucción del objeto. Segunda etapa oral, tardía o de canibalismo, apoderamiento del objeto. Tercera etapa organizada a su vez en una primera etapa sádico-anal, destructiva. Amor de objeto parcial con incorporación, ambivalente, y de una segunda etapa sádico-anal, retentiva. Amor de objeto parcial, ambivalente. Cuarta etapa genital, fálica con amor objetal con exclusión de los genitales, ambivalente, y finalmente, quinta etapa genital definitiva, con amor objetal.16]

En el análisis entendido como una relación de objeto, de lo que se trata es de conseguir la reunificación de lo pulsional en torno a la idea de objeto de amor, que encarnará el analista. . La capacidad de amar entonces es un dato constitucional en el enfermo del que dependería su curabilidad y donde fracasaría el tratamiento en las psicosis. La capacidad de la transferencia mide el acceso a lo real.

Lacan utiliza expresiones muy cómicas para referirse a la idea de objeto: concepción ectoplasmática del objeto (El ectoplasma sería, en caso de existir, una materia viva, de la cual no existe ninguna evidencia, que se hallaría presente en el cuerpo físico de cualquier ser vivo), y va a criticar la idea de objeto pregenital17 y genital al cual se asocian rasgos de carácter opuestos: pregenital y genital. Y llama de manera irónica «novela rosa» al paso de la forma pregenital a la genital, en la cual las pulsiones18. «No toman ya ese carácter de posesión incoercible, ilimitada, incondicional que supone un aspecto destructivo. Son verdaderamente tiernas, amantes y si el sujeto no por ello se muestra oblativo, es decir, desinteresado, y si esos objetos son tan radicalmente objetos narcisistas como en el caso precedente, es aquí capaz de comprensión, de adaptación al otro […]». «La estructura de esas relaciones objetales muestra que la participación del objeto en su propio placer para sí es indispensable para la felicidad del sujeto. Las conveniencias, los deseos, las necesidades del objeto son tomados en cuenta hasta el más alto grado». «El yo tiene una estabilidad que no queda comprometida por la pérdida de un objeto significativo, permanece independiente de sus objetos[…] El modo de organización es lógico[…] El estilo de las relaciones entre el sujeto y el objeto es de los más evolucionados». Para Lacan esto es una «ensalada»19.

[En el tercer párrafo de la p.586, Lacan cita sin nombrar al autor del que está hablando ni a la obra, pero se refiere al PDA de Nacht, y hace comentarios sardónicos al respecto:

«Esto es lo que está prometido a aquellos que al final de un análisis logrado[…] se percatan de la enorme diferencia de lo que creían antaño ser la alegría sexual, y de lo que experimentan ahora». Añade Lacan: se comprende que para los que tienen de buenas a primeras esta alegría, «la relación genital sea, para decirlo todo, sin historia» (cita que se refiere a PDA). Añade Lacan: «sin más historia que la de conjugarse irresistiblemente en el verbo: partirse de risa, cuyo lugar nos parece aquí marcado para el escoliasta futuro que hallará en él su ocasión eterna».]

En el Seminario VI (p.344) Lacan plantea que «lo que se denomina relación de objeto se refiere siempre a la relación del sujeto no con objetos como dicen, sino con stes. de la demanda en el momento privilegiado del fading del sujeto». (S rombo D).

El objeto en calidad de objeto del deseo tiene otro sentido. Lo que desconoce la teoría de la relación de objeto, es la correlación del objeto con el sujeto en tanto que marcado por la tachadura. Entonces Lacan habla de la fórmula del fantasma (S rombo a). La S está relacionada con «a», que es el objeto en torno al cual gira la dialéctica del deseo, y que no se refiere a un objeto de la satisfacción de una necesidad, sino que está relacionado con el sujeto en el fantasma. Objeto que toma el lugar de «aquello de lo cual el sujeto está simbólicamente privado».

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Más valdría dice Lacan que en el análisis la regla sea la de buscar en el callejón sin salida constitutivo del deseo como tal. Lo quebrado del objeto, proviene entonces de la misma fuente del deseo. Podemos decir que es un efecto de la estructura del lenguaje, hecho de stes., discontinuo. El lenguaje vacía el cuerpo, lo divide. El objeto del deseo es metonímico. El deseo está condenado a lo parcial. Este es el impasse del deseo constitutivo como tal.

Tomando en cuenta las derivas post freudianas, se pregunta si habrá que tachar en nuestra experiencia el drama del Edipo que precisamente Freud forjó, para dar cuenta de las barreras y rebajamientos de la vida amorosa. «¿Nos tocará a nosotros camuflar de cordero rizado del Buen Pastor a Eros el Dios negro?»20. El psicoanálisis trata justamente de eso, de Eros, sin disfraz de Buen cordero, como amor desinteresado. Apunta sin duda a lo pulsional en juego en la sexualidad, que nada tiene que ver con el ideal del orgasmo perfecto. Ninguna «novela rosa» entonces en cuanto a lo sexual.

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El tercer error herético de la pirámide es la INTROYECCIÓN INTERSUBJETIVA, que consiste justamente en tomar la transferencia como una relación dual en la cual el analista sería el representante de la realidad. Esta es la «salsa teórica» en la que están tanto la introyección de Ferenczi, como la identificación con el superyó del analista de Stachey, como el trance narcisista terminal de Balint. El analista ha alcanzado un Yo maduro, autónomo, independiente, imparcial y cuyas relaciones de objeto son sanas. Se trata de ofrecer eso a su paciente.

Dependiendo de cuál sea el punto de partida respecto de la transferencia y de la dirección de la cura, así se derivarán de ella las ideas más extravagantes. Por ejemplo, si se parte de una dirección de la cura basada en la distancia entre paciente y analista en una relación dual, no es de extrañar que se hable de fantasías de devoración fálica respecto de la imagen del analista. «Consumación mística», lo llamará Lacan. Nada que ver con la «función privilegiada del ste falo en el modo de presencia del sujeto en el deseo». Es decir, como tercero. No se trata para Lacan de identificarse con el Yo del analista. No es con el Yo que se trabaja.

Cuando no se respeta la estructura ternaria en análisis, se produce un aplastamiento del goce que da lugar a PA y a AO, como ocurre en la perversión transitoria. Lacan da el ejemplo del trabajo de Ruth Lebovici acerca de «Una perversión transitoria en el curso de un tratamiento psicoanalítico» (1956). Es un ejemplo de la técnica de introyección intersubjetiva.

En ese mismo trabajo, se ve un ejemplo de la idea de la distancia respecto del analista, (pág. 277): «la distancia analítica fue considerablemente reducida cuando después de haber supuesto que el marido de la analista estaba muerto, percibió un olor a orina durante la sesión. Fue al fin cuando encontró el WC tan deseado en un cine de los campos Elíseos. Poco después se le pudo interpretar su agresividad oral y mostrarle que el hecho de ver orinar, de beber la orina, era como incorporar los contenidos provenientes del interior de la analista. Él temía ser devorado en justa compensación(…) Se ve pues, que no fue hasta el momento en que las fantasías perversas pudieron ser conocidas desde la acción extra-transferencial a los deseos vividos en la transferencia, y cuando pudieron ser analizados bajo el modo de su significación de intercambios de objetos parciales con la analista cuando comenzaron a perder intensidad y ser desinvestidos» (…) «Fue únicamente gracias a sus fantasías perversas experimentadas en la transferencia como Ives pudo encontrar un contacto real con la analista. Pudo así vivir la realización de sus pulsiones a nivel de sus fijaciones pregenitales (…) Es posible concluir que la aparición de estas tendencias y prácticas perversas en la transferencia y en los actos extra transferenciales, permitieron el investimiento de las pulsiones agresivas y erótico-pregenitales. Yves encontró en el psicoanálisis la posibilidad de un contacto humano que jamás había experimentado por causa de las defensas contra estas pulsiones. Su explicación permitió la movilización de estas defensas y una evolución hacia la genitalización que él parecía haber esperado».

Para Lacan todas estas teorías de la pirámide de la herejía adolecen de la misma carencia, consistente en desconocer lo que él enseña respecto de lo simbólico, y eso implica que todo sea pensado desde una perspectiva ciega de lo imaginario. Si se parte de ahí y no de una perspectiva simbólica, no es de extrañar que se recurra a la idea de distancia con el analista como objeto como algo a modificar en el análisis. Mejor conocer los planos del análisis, para no golpearse la cabeza (pág. 588). Los efectos que tiene el ignorar que en la introyección se trata de algo del orden de una incorporación S y no algo del orden I, llevan a chaladuras como las de las fantasías de «devoración fálica a expensas de la imagen del analista», y que se corresponden con una idea de dirección de la cura basada en la distancia entre paciente y analista.

Un ejemplo de esa idea de falo como fantasía, como algo imaginario lo encontramos en el mismo trabajo de Lebovici: en una sesión relata un sueño en el que su amante tenía un pene que él succionaba. Lo asocia con lo insensible de los pechos de su amante, con lo que sufrió cuando tuvo lombrices y con su sudoración que le resulta desagradable. También recuerda un sueño en el que una mujer tenía tres penes. Lebovici lo interpreta como «un fantasma de intercambio de objetos incorporados. La mujer en ayunas puede devorarlo, y él corre el mismo riesgo cuando quiere incorporar el pene materno bajo la forma de la orina que desea beber. Se encuentra entonces obligado a restituir

los objetos malos que posee. Señalo entonces la equivalencia fantasmática entre el seno y el pene». Para Lacan todo esto es una «falta de orientación sobre las relaciones verdaderas de la situación analítica», donde lo que prima es la «función privilegiada del ste falo en el modo de presencia del sujeto en el deseo»

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Cuando la técnica se desconceptualiza, no hay límites para su desgaste. Por ejemplo, en ese caso de Lebovici, poder oler a su analista se toma como un «feliz éxito de la transferencia». Es digno de A. Jarry. Esta es la consecuencia de «tomar de lo real el desarrollo de la situación analítica». Si la dirección de la cura la lleva el olfato, puede llevar a hechos como la perversión transitoria, que muestra una trasposición de la libido del sujeto sin que nada lo determinase a eso, pues sus emociones infantiles ligadas a la madre fálica habían tomado más bien el giro de una fobia.

Lebovici se pregunta si esa perversión transitoria de ir a ver orinar a mujeres se debió a una interpretación que hizo de un sueño de repetición: un hombre con armadura lo atacaba por detrás con una especie de careta antigás que recordaba a una marca de insecticida, lo cual podía eventualmente ahogarle. La analista interpreta esa figura como una madre fálica que le aterroriza, y se pregunta si no hubiera debido hablar más bien del padre, pero que si no lo hizo fue por la carencia del padre real en la historia del paciente. Toda fobia es una llamada al padre. Si a una fobia se responde a esa llamada reforzando la madre fálica, hace que se produzca un A.O., un desplazamiento de la libido en sentido perverso.

Lacan recuerda que él enseña a sus alumnos a distinguir el objeto fóbico en tanto que ste para todo uso para suplir la falta del Otro, y el fetiche de toda perversión en tanto que objeto percibido en el recorte del ste. Lacan comenta que el control que hacía Lebovici (supervisión) con Maurice Bouvet, la inclinaba a llevar al paciente a la situación real cuyo desenlace fue ese Acting out.

¿Cómo es posible, se pregunta Lacan que hiciera esa interpretación cuando esa madre había operado no como castradora sino más bien como celestina? El Edipo desfalleciente fue compensado con invocaciones forzadas al marido de la analista que es quien le derivó el caso. (Lacan menciona los honorarios de la última sesión).

Si se hace tal hincapié en las situaciones reales, la cuestión que se plantea es la del límite entre el análisis y la reeducación. Si se comparan los datos de la biografía de ese sujeto con las formaciones transferenciales, se puede observar que hay un aporte mínimo de desciframiento del ICS.

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A Lacan no le queda otro designio que el de advertir a los analistas sobre el deslizamiento que sufre su técnica si se desconoce el verdadero lugar donde se producen sus efectos.

Termina este punto dando un poco de pomada a los analistas de quienes ha estado haciendo antes una crítica fuerte. Por ejemplo, recordando el año del Seminario de las relaciones objeto, valoriza la noción de objeto transicional de Winnicott como clave para explicar la génesis del fetichismo.

Advierte que hay una relación entre las debilidades en el trabajo clínico, y las lecturas erróneas de los grandes conceptos freudianos. Todo eso conduce a callejones sin salida que llevan a forzar la acción analítica en el sentido del ejercicio de un poder. Poder que sustituye a la relación con el ser que es donde esa acción tiene lugar, haciendo entonces decaer sus medios que no son otros sino los de la palabra, de su eminencia verídica.

El siguiente punto que trabajará, lo llama justamente ¿cómo actuar con el propio ser?

En el Seminario V aborda la diferencia entre sugestión y transferencia. La T es algo distinto del uso de un poder. Se trata de una articulación distinta de la que encierra al sujeto en la demanda21 que sería el campo en el que se juega la sugestión. En cuanto a la demanda, la operación del analista es «abstencionista»: no ratificar nunca la demanda en cuanto tal. El campo de la T es el del deseo.

Notas

1 SPP: Sociedad psicoanalítica de París, fundada en 1926. Laforgue, Bonaparte, Loewesignificantein…

2 SFP, Sociedad francesa de psicoanálisis.

3 E. Roudinesco. Diccionario de psicoanálisis.

4 En 1963 fue el año en que la IPA impuso a la SFP como condición para ser admitida dentro de la misma, que Lacan saliera de la lista de didactas.

5 Presentación del libro de E. Solano Tres segundos con Lacan.

6 Página 3 PDF Nacht.

7 Toma de Kris su artículo «La psicología del yo, y la interpretación en la terapia analítica», y de Glover «Efecto terapéutico de la interpretación inexacta». Kris y Glover coinciden con Nacht, presidente de la SPP.

8 Por orden S entiende el conjunto diacrítico de elementos discretos, carentes de sentido.

9 Escritos, versión RBA, pág. XVI), matriz de todos los términos lacanianos.

10 A partir de ahora escribiré con la inicial T el término transferencia.

11 Estrategia, táctica y política se corresponden en Lacan a la transferencia, la interpretación y la falta en ser.

12 Informe encargado por la IPA para ser expuesto en la XIV Conferencia de Psicoanalistas de Lengua Francesa, de 1951.

13 D. Lagache, «La teoría de la transferencia» pág. 88.

14 A. Freud. El Yo y los mecanismos de defensa.

15 D. Lagache, La teoría de la T, p.58-59.

16 https://www.revistaaen.es/index.php/frenia/article/view/16377/16223.

17 Los rasgos del carácter pregenital: irrealismo proyectivo, autismo, restricción de las satisfacciones por la defensa.

18 Lacan lo entrecomilla, luego se refiere al propio autor. A su vez, son comillas en las que el autor se refiere a textos de Freud: La escisión del yo; a Glover: «efecto terapéutico de una interpretación inexacta», y a PDA de Lagache sobre pregenitales y genitales, y sobre la distancia al objeto.

19 En el Seminario XI pág. 72: «La descripción de los estadios formadores de la libido no debe ser referida a una pseudo maduración natural, siempre opaca. Los estadios se organizan en torno de la angustia de castración, que es como un hilo que perfora todas las etapas del desarrollo. Orienta las relaciones que son que son anteriores a su aparición propiamente dicha: de significante de la disciplina anal, etc. Cristaliza cada uno de estos momentos en una dialéctica que tiene como centro un mal encuentro».

20 ¿Se referirá con lo de Dios negro a una fuente que hay en Picadilly circus? Aunque su nombre oficial es El ángel de la caridad cristiana. La idea de Gilbert nunca fue que se identificara con Eros, sino que quiso representar a su hermano gemelo Anteros quien representaba al «Amor desinteresado», un ideal con el que Gilbert identificó a Lord Shafterbury por su desinterés en apoyar a los trabajadores, enfermos mentales, pobres y niños. El dios Eros en cambio, era la representación del «Amor interesado y sensual». En su inauguración hubo opiniones muy opuestas, ya que la sensualidad del dios alado no parece que la gente lo identificara con Lord Shaftesbury y menos aún en un emplazamiento cercano a la calle de las teatros y al barrio del Soho.

21 Sem. V pág. 436.